Diseños exclusivos de los salasacas

ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.
ARTE. Agustín Masaquiza es uno de los maestros con más experiencia.

La diversidad de colores son parte de la ropa de los salasacas, quienes tienen sus propios diseñadores, tanto de los atuendos como de los zapatos, que son confeccionados con lana de borrego.

El calzado es similar a las alpargatas. Hay con taco alto o de plataforma, para las ejecutivas. En la fabricación se usan materiales autóctonos como la cabuya y la madera. Son bordados con hilos de colores y confeccionados a mano.

Aparte de este artículo, en los pequeños talleres, los artesanos tejen las fajas o chumbis, que usan las mujeres para sostenerse el anaco.

Varios modelos
Uno de los artesanos más antiguos en la confección de las sandalias, con 32 años de experiencia, es Agustín Masaquiza o don ‘Pendonero’, como lo conocen en su comunidad, quien tiene más de 20 modelos y diseños exhibidos en su vitrina.

Están decoradas con una infinidad de figuras, en las que sobresalen las llamas, los ríos, el sol, los paisajes del campo o la tierra. Cada semana vende cinco pares a las jóvenes de la comuna.

EL DATO
Algunas prendas han sido exportadas a Estados Unidos.Aprendió el arte de su padre, Agustín: “Él elaboraba las alpargatas antiguamente con sogas de cabuya, que fueron reemplazadas por el caucho y combinadas con los tejidos autóctonos que se elaboran en los telares de la comunidad”.

Un par se comercializa entre los 30 y 45 dólares, el precio depende del tipo y la complejidad en su fabricación. “Dimos un cambio con modelos juveniles, para que las mujeres los calcen y se vean elegantes”.

Las fajas, que miden 2 metros de largo y de entre 10 y 15 centímetros de ancho, están decoradas con 54 figuras combinadas con varios colores. Las adquiere por las personas que tejen en su propia comunidad. Las corta en pedazos de 20 centímetros cada una, las cose y las pega.

En sus modelos hay gráficas que ‘hablan’ de la naturaleza, la fertilidad, la flora, la fauna, las fiestas y la cosmovisión indígena. Este trabajo lo aprendió de su padre Agustín.

La diversidad de colores son parte de la ropa de los salasacas, quienes tienen sus propios diseñadores, tanto de los atuendos como de los zapatos, que son confeccionados con lana de borrego.

El calzado es similar a las alpargatas. Hay con taco alto o de plataforma, para las ejecutivas. En la fabricación se usan materiales autóctonos como la cabuya y la madera. Son bordados con hilos de colores y confeccionados a mano.

Aparte de este artículo, en los pequeños talleres, los artesanos tejen las fajas o chumbis, que usan las mujeres para sostenerse el anaco.

Varios modelos
Uno de los artesanos más antiguos en la confección de las sandalias, con 32 años de experiencia, es Agustín Masaquiza o don ‘Pendonero’, como lo conocen en su comunidad, quien tiene más de 20 modelos y diseños exhibidos en su vitrina.

Están decoradas con una infinidad de figuras, en las que sobresalen las llamas, los ríos, el sol, los paisajes del campo o la tierra. Cada semana vende cinco pares a las jóvenes de la comuna.

EL DATO
Algunas prendas han sido exportadas a Estados Unidos.Aprendió el arte de su padre, Agustín: “Él elaboraba las alpargatas antiguamente con sogas de cabuya, que fueron reemplazadas por el caucho y combinadas con los tejidos autóctonos que se elaboran en los telares de la comunidad”.

Un par se comercializa entre los 30 y 45 dólares, el precio depende del tipo y la complejidad en su fabricación. “Dimos un cambio con modelos juveniles, para que las mujeres los calcen y se vean elegantes”.

Las fajas, que miden 2 metros de largo y de entre 10 y 15 centímetros de ancho, están decoradas con 54 figuras combinadas con varios colores. Las adquiere por las personas que tejen en su propia comunidad. Las corta en pedazos de 20 centímetros cada una, las cose y las pega.

En sus modelos hay gráficas que ‘hablan’ de la naturaleza, la fertilidad, la flora, la fauna, las fiestas y la cosmovisión indígena. Este trabajo lo aprendió de su padre Agustín.

La diversidad de colores son parte de la ropa de los salasacas, quienes tienen sus propios diseñadores, tanto de los atuendos como de los zapatos, que son confeccionados con lana de borrego.

El calzado es similar a las alpargatas. Hay con taco alto o de plataforma, para las ejecutivas. En la fabricación se usan materiales autóctonos como la cabuya y la madera. Son bordados con hilos de colores y confeccionados a mano.

Aparte de este artículo, en los pequeños talleres, los artesanos tejen las fajas o chumbis, que usan las mujeres para sostenerse el anaco.

Varios modelos
Uno de los artesanos más antiguos en la confección de las sandalias, con 32 años de experiencia, es Agustín Masaquiza o don ‘Pendonero’, como lo conocen en su comunidad, quien tiene más de 20 modelos y diseños exhibidos en su vitrina.

Están decoradas con una infinidad de figuras, en las que sobresalen las llamas, los ríos, el sol, los paisajes del campo o la tierra. Cada semana vende cinco pares a las jóvenes de la comuna.

EL DATO
Algunas prendas han sido exportadas a Estados Unidos.Aprendió el arte de su padre, Agustín: “Él elaboraba las alpargatas antiguamente con sogas de cabuya, que fueron reemplazadas por el caucho y combinadas con los tejidos autóctonos que se elaboran en los telares de la comunidad”.

Un par se comercializa entre los 30 y 45 dólares, el precio depende del tipo y la complejidad en su fabricación. “Dimos un cambio con modelos juveniles, para que las mujeres los calcen y se vean elegantes”.

Las fajas, que miden 2 metros de largo y de entre 10 y 15 centímetros de ancho, están decoradas con 54 figuras combinadas con varios colores. Las adquiere por las personas que tejen en su propia comunidad. Las corta en pedazos de 20 centímetros cada una, las cose y las pega.

En sus modelos hay gráficas que ‘hablan’ de la naturaleza, la fertilidad, la flora, la fauna, las fiestas y la cosmovisión indígena. Este trabajo lo aprendió de su padre Agustín.

La diversidad de colores son parte de la ropa de los salasacas, quienes tienen sus propios diseñadores, tanto de los atuendos como de los zapatos, que son confeccionados con lana de borrego.

El calzado es similar a las alpargatas. Hay con taco alto o de plataforma, para las ejecutivas. En la fabricación se usan materiales autóctonos como la cabuya y la madera. Son bordados con hilos de colores y confeccionados a mano.

Aparte de este artículo, en los pequeños talleres, los artesanos tejen las fajas o chumbis, que usan las mujeres para sostenerse el anaco.

Varios modelos
Uno de los artesanos más antiguos en la confección de las sandalias, con 32 años de experiencia, es Agustín Masaquiza o don ‘Pendonero’, como lo conocen en su comunidad, quien tiene más de 20 modelos y diseños exhibidos en su vitrina.

Están decoradas con una infinidad de figuras, en las que sobresalen las llamas, los ríos, el sol, los paisajes del campo o la tierra. Cada semana vende cinco pares a las jóvenes de la comuna.

EL DATO
Algunas prendas han sido exportadas a Estados Unidos.Aprendió el arte de su padre, Agustín: “Él elaboraba las alpargatas antiguamente con sogas de cabuya, que fueron reemplazadas por el caucho y combinadas con los tejidos autóctonos que se elaboran en los telares de la comunidad”.

Un par se comercializa entre los 30 y 45 dólares, el precio depende del tipo y la complejidad en su fabricación. “Dimos un cambio con modelos juveniles, para que las mujeres los calcen y se vean elegantes”.

Las fajas, que miden 2 metros de largo y de entre 10 y 15 centímetros de ancho, están decoradas con 54 figuras combinadas con varios colores. Las adquiere por las personas que tejen en su propia comunidad. Las corta en pedazos de 20 centímetros cada una, las cose y las pega.

En sus modelos hay gráficas que ‘hablan’ de la naturaleza, la fertilidad, la flora, la fauna, las fiestas y la cosmovisión indígena. Este trabajo lo aprendió de su padre Agustín.

RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.
RAÍCES. Los zapatos son confeccionados con materiales propios de la zona, como lana de borrego y cabuya. Los precios van desde los 30 hasta los 45 dólares.

Tradición
Aparte de Agustín, otros cinco zapateros también las elaboran. En la vía al Rosario está la casa de Baltazar Jiménez, o taita Berna.

En su vivienda funciona su taller y local de sandalias. En una mesa de madera corta los chumbis, pero más delgadas que las habituales. Las fajas son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho une cada una de las partes. Así, un par de zapatos puede tardar un día en fabricarse.
Baltazar explica que antes la gente caminaba descalza. Luego, con las sogas de cabuya. Las alpargatas se confeccionaban a mano y se fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. (DLH)

Tradición
Aparte de Agustín, otros cinco zapateros también las elaboran. En la vía al Rosario está la casa de Baltazar Jiménez, o taita Berna.

En su vivienda funciona su taller y local de sandalias. En una mesa de madera corta los chumbis, pero más delgadas que las habituales. Las fajas son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho une cada una de las partes. Así, un par de zapatos puede tardar un día en fabricarse.
Baltazar explica que antes la gente caminaba descalza. Luego, con las sogas de cabuya. Las alpargatas se confeccionaban a mano y se fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. (DLH)

Tradición
Aparte de Agustín, otros cinco zapateros también las elaboran. En la vía al Rosario está la casa de Baltazar Jiménez, o taita Berna.

En su vivienda funciona su taller y local de sandalias. En una mesa de madera corta los chumbis, pero más delgadas que las habituales. Las fajas son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho une cada una de las partes. Así, un par de zapatos puede tardar un día en fabricarse.
Baltazar explica que antes la gente caminaba descalza. Luego, con las sogas de cabuya. Las alpargatas se confeccionaban a mano y se fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. (DLH)

Tradición
Aparte de Agustín, otros cinco zapateros también las elaboran. En la vía al Rosario está la casa de Baltazar Jiménez, o taita Berna.

En su vivienda funciona su taller y local de sandalias. En una mesa de madera corta los chumbis, pero más delgadas que las habituales. Las fajas son entrelazadas para dar forma a la sandalia. En una plataforma de caucho une cada una de las partes. Así, un par de zapatos puede tardar un día en fabricarse.
Baltazar explica que antes la gente caminaba descalza. Luego, con las sogas de cabuya. Las alpargatas se confeccionaban a mano y se fueron adaptando a los pies de los habitantes de los pueblos indígenas. (DLH)