Humanos primero

Andrés Poma Costa

La sociedad atraviesa una crisis profunda, reveladora y ciertamente destructiva. Andamos violentos, irracionales e inconsecuentes, perdidos en una confusión absurda y dueños de un ambiente frustrante; somos un triste reflejo de un medio fragmentado producto de adjetivos que no nos representan como seres humanos. Nuestro entorno especula, discute y se polariza por la inmadurez, el rencor y la intolerancia que llevamos dentro. Así y de este modo, nuestra generación va en fracaso.

Tal parece que ocasionando un daño visible en los demás, nuestros conflictos e inconformidades sienten cura. Acción que constituye el rasgo de una sociedad que retrocede, que no reacciona, que muere lentamente, la cual nos muestra inertes, llenos de complejos e incapaces de asumir nuestros problemas. Siendo así, ¿cómo progresar si destruimos cuanto vemos?, ¿cómo ser mejores si seguimos los de antes, ¿cómo mostrarnos vivos si parecemos moribundos?, ¿cómo cambiar la historia si somos inhumanos?

Las respuestas están en nosotros, y en aceptar nuestras faltas para mejorar el camino, en reflexionar con conciencia para actuar diferente, en cambiar lo que somos para ser quienes debemos. Como sociedad seguimos por el rumbo equivocado; no aprendimos de los errores pasados y tampoco renunciamos a ser quienes fuimos. No sé si el “más vale tarde que nunca” pueda persistir en nosotros, porque quizá un día por su uso abusivo, la esperanza ya no espere y solo exista el “nunca”.

Podemos fallar en la política, en la economía, como sociedad, pero jamás como seres humanos; esto no tiene arista ni discusión, en esencia es lo que somos y siempre seremos. En el momento preciso que el humanismo fracasa no somos nada ni nadie, y lamentablemente, ni el solo hecho de existir podrá disimular la razón de nuestra estancia en este mundo. (O)

Twitter: @andrespomacosta

Andrés Poma Costa

La sociedad atraviesa una crisis profunda, reveladora y ciertamente destructiva. Andamos violentos, irracionales e inconsecuentes, perdidos en una confusión absurda y dueños de un ambiente frustrante; somos un triste reflejo de un medio fragmentado producto de adjetivos que no nos representan como seres humanos. Nuestro entorno especula, discute y se polariza por la inmadurez, el rencor y la intolerancia que llevamos dentro. Así y de este modo, nuestra generación va en fracaso.

Tal parece que ocasionando un daño visible en los demás, nuestros conflictos e inconformidades sienten cura. Acción que constituye el rasgo de una sociedad que retrocede, que no reacciona, que muere lentamente, la cual nos muestra inertes, llenos de complejos e incapaces de asumir nuestros problemas. Siendo así, ¿cómo progresar si destruimos cuanto vemos?, ¿cómo ser mejores si seguimos los de antes, ¿cómo mostrarnos vivos si parecemos moribundos?, ¿cómo cambiar la historia si somos inhumanos?

Las respuestas están en nosotros, y en aceptar nuestras faltas para mejorar el camino, en reflexionar con conciencia para actuar diferente, en cambiar lo que somos para ser quienes debemos. Como sociedad seguimos por el rumbo equivocado; no aprendimos de los errores pasados y tampoco renunciamos a ser quienes fuimos. No sé si el “más vale tarde que nunca” pueda persistir en nosotros, porque quizá un día por su uso abusivo, la esperanza ya no espere y solo exista el “nunca”.

Podemos fallar en la política, en la economía, como sociedad, pero jamás como seres humanos; esto no tiene arista ni discusión, en esencia es lo que somos y siempre seremos. En el momento preciso que el humanismo fracasa no somos nada ni nadie, y lamentablemente, ni el solo hecho de existir podrá disimular la razón de nuestra estancia en este mundo. (O)

Twitter: @andrespomacosta

Andrés Poma Costa

La sociedad atraviesa una crisis profunda, reveladora y ciertamente destructiva. Andamos violentos, irracionales e inconsecuentes, perdidos en una confusión absurda y dueños de un ambiente frustrante; somos un triste reflejo de un medio fragmentado producto de adjetivos que no nos representan como seres humanos. Nuestro entorno especula, discute y se polariza por la inmadurez, el rencor y la intolerancia que llevamos dentro. Así y de este modo, nuestra generación va en fracaso.

Tal parece que ocasionando un daño visible en los demás, nuestros conflictos e inconformidades sienten cura. Acción que constituye el rasgo de una sociedad que retrocede, que no reacciona, que muere lentamente, la cual nos muestra inertes, llenos de complejos e incapaces de asumir nuestros problemas. Siendo así, ¿cómo progresar si destruimos cuanto vemos?, ¿cómo ser mejores si seguimos los de antes, ¿cómo mostrarnos vivos si parecemos moribundos?, ¿cómo cambiar la historia si somos inhumanos?

Las respuestas están en nosotros, y en aceptar nuestras faltas para mejorar el camino, en reflexionar con conciencia para actuar diferente, en cambiar lo que somos para ser quienes debemos. Como sociedad seguimos por el rumbo equivocado; no aprendimos de los errores pasados y tampoco renunciamos a ser quienes fuimos. No sé si el “más vale tarde que nunca” pueda persistir en nosotros, porque quizá un día por su uso abusivo, la esperanza ya no espere y solo exista el “nunca”.

Podemos fallar en la política, en la economía, como sociedad, pero jamás como seres humanos; esto no tiene arista ni discusión, en esencia es lo que somos y siempre seremos. En el momento preciso que el humanismo fracasa no somos nada ni nadie, y lamentablemente, ni el solo hecho de existir podrá disimular la razón de nuestra estancia en este mundo. (O)

Twitter: @andrespomacosta

Andrés Poma Costa

La sociedad atraviesa una crisis profunda, reveladora y ciertamente destructiva. Andamos violentos, irracionales e inconsecuentes, perdidos en una confusión absurda y dueños de un ambiente frustrante; somos un triste reflejo de un medio fragmentado producto de adjetivos que no nos representan como seres humanos. Nuestro entorno especula, discute y se polariza por la inmadurez, el rencor y la intolerancia que llevamos dentro. Así y de este modo, nuestra generación va en fracaso.

Tal parece que ocasionando un daño visible en los demás, nuestros conflictos e inconformidades sienten cura. Acción que constituye el rasgo de una sociedad que retrocede, que no reacciona, que muere lentamente, la cual nos muestra inertes, llenos de complejos e incapaces de asumir nuestros problemas. Siendo así, ¿cómo progresar si destruimos cuanto vemos?, ¿cómo ser mejores si seguimos los de antes, ¿cómo mostrarnos vivos si parecemos moribundos?, ¿cómo cambiar la historia si somos inhumanos?

Las respuestas están en nosotros, y en aceptar nuestras faltas para mejorar el camino, en reflexionar con conciencia para actuar diferente, en cambiar lo que somos para ser quienes debemos. Como sociedad seguimos por el rumbo equivocado; no aprendimos de los errores pasados y tampoco renunciamos a ser quienes fuimos. No sé si el “más vale tarde que nunca” pueda persistir en nosotros, porque quizá un día por su uso abusivo, la esperanza ya no espere y solo exista el “nunca”.

Podemos fallar en la política, en la economía, como sociedad, pero jamás como seres humanos; esto no tiene arista ni discusión, en esencia es lo que somos y siempre seremos. En el momento preciso que el humanismo fracasa no somos nada ni nadie, y lamentablemente, ni el solo hecho de existir podrá disimular la razón de nuestra estancia en este mundo. (O)

Twitter: @andrespomacosta