Templo del Sol, santuario en el volcán Pululahua

REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.
REPRESENTACIÓN. En el centro de la edificación está una réplica de la Máscara del Sol.

Edificado exactamente en la línea equinoccial y construido luego de varios años de investigación sobre arquitectura ancestral y cultura indígena, el Templo del Sol abre las puertas a propios y extraños.

Localizado a un lado del Pululahua (Pichincha), el monumento de piedra de tres pisos muestra en cada uno diferentes partes de la cultura ecuatoriana, además de ciertas obras de arte realizadas por su creador, el pintor Cristóbal Ortega.

“Es mi sitio sagrado donde comparto un poco de historia de mis antepasados y también expongo un poco de mi arte”, señaló.

En la primera planta se encuentra la cámara solar. En este espacio se exhibe la astronomía andina y cómo los pueblos indígenas utilizaban el Sol para conocer y guiarse por los meses cuándo sembrar, cosechar, purificarse y estar en contacto con la tierra.

En la segunda y tercera planta se encuentran sus creaciones. “Estas obras están dedicadas a los grandes indígenas que se resistieron a perder la cultura y la sabiduría de hace miles de años. Me he nutrido de ese gran espíritu y cada obra es el resultado de esto”, afirmó. (DLH)

Edificado exactamente en la línea equinoccial y construido luego de varios años de investigación sobre arquitectura ancestral y cultura indígena, el Templo del Sol abre las puertas a propios y extraños.

Localizado a un lado del Pululahua (Pichincha), el monumento de piedra de tres pisos muestra en cada uno diferentes partes de la cultura ecuatoriana, además de ciertas obras de arte realizadas por su creador, el pintor Cristóbal Ortega.

“Es mi sitio sagrado donde comparto un poco de historia de mis antepasados y también expongo un poco de mi arte”, señaló.

En la primera planta se encuentra la cámara solar. En este espacio se exhibe la astronomía andina y cómo los pueblos indígenas utilizaban el Sol para conocer y guiarse por los meses cuándo sembrar, cosechar, purificarse y estar en contacto con la tierra.

En la segunda y tercera planta se encuentran sus creaciones. “Estas obras están dedicadas a los grandes indígenas que se resistieron a perder la cultura y la sabiduría de hace miles de años. Me he nutrido de ese gran espíritu y cada obra es el resultado de esto”, afirmó. (DLH)

Edificado exactamente en la línea equinoccial y construido luego de varios años de investigación sobre arquitectura ancestral y cultura indígena, el Templo del Sol abre las puertas a propios y extraños.

Localizado a un lado del Pululahua (Pichincha), el monumento de piedra de tres pisos muestra en cada uno diferentes partes de la cultura ecuatoriana, además de ciertas obras de arte realizadas por su creador, el pintor Cristóbal Ortega.

“Es mi sitio sagrado donde comparto un poco de historia de mis antepasados y también expongo un poco de mi arte”, señaló.

En la primera planta se encuentra la cámara solar. En este espacio se exhibe la astronomía andina y cómo los pueblos indígenas utilizaban el Sol para conocer y guiarse por los meses cuándo sembrar, cosechar, purificarse y estar en contacto con la tierra.

En la segunda y tercera planta se encuentran sus creaciones. “Estas obras están dedicadas a los grandes indígenas que se resistieron a perder la cultura y la sabiduría de hace miles de años. Me he nutrido de ese gran espíritu y cada obra es el resultado de esto”, afirmó. (DLH)

Edificado exactamente en la línea equinoccial y construido luego de varios años de investigación sobre arquitectura ancestral y cultura indígena, el Templo del Sol abre las puertas a propios y extraños.

Localizado a un lado del Pululahua (Pichincha), el monumento de piedra de tres pisos muestra en cada uno diferentes partes de la cultura ecuatoriana, además de ciertas obras de arte realizadas por su creador, el pintor Cristóbal Ortega.

“Es mi sitio sagrado donde comparto un poco de historia de mis antepasados y también expongo un poco de mi arte”, señaló.

En la primera planta se encuentra la cámara solar. En este espacio se exhibe la astronomía andina y cómo los pueblos indígenas utilizaban el Sol para conocer y guiarse por los meses cuándo sembrar, cosechar, purificarse y estar en contacto con la tierra.

En la segunda y tercera planta se encuentran sus creaciones. “Estas obras están dedicadas a los grandes indígenas que se resistieron a perder la cultura y la sabiduría de hace miles de años. Me he nutrido de ese gran espíritu y cada obra es el resultado de esto”, afirmó. (DLH)