Retomar siembra de banano

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Buscando maneras para dar trabajo a más ecuatorianos, la Asamblea Nacional aprobó hace poco una Ley mediante la cual se autoriza la siembra y comercialización del cannabis o marihuana, con el justificativo de que ciertas enfermedades que sufren los humanos se curan con esa planta ahora prohibida. Si la marihuana es buena para la salud y la economía del país ¿por qué no se autoriza devolver a Esmeraldas el derecho a sembrar banano para exportar?

El triunvirato militar que gobernó el Ecuador entre 1976 y 1979, integrado por Alfredo Poveda Burbano, Guillermo Durán Arcentales y Luis Leoro Franco, a petición de exportadores de otra región del país, dispuso que en la provincia de Esmeraldas, donde el banano nace y crece casi silvestre, se suspenda la siembra de esta fruta y no se conceda créditos bancarios, porque era lo conveniente para los intereses de la nación. De nada valió la lucha emprendida por los agricultores y obreros de esta región contra la medida y hasta el momento rige esa norma discriminatoria.

Ya es hora de poner las cosas en su lugar y plantear ante el Parlamento la derogatoria pertinente para que en Esmeraldas se pueda continuar la siembra, cosecha y comercialización de la exquisita fruta, sin ningún requisito. Para tal tarea contamos inicialmente con cuatro legisladores en la Asamblea Nacional, una Prefecta provincial y siete alcaldes de igual número de cantones, cuyas ejecutorias deben fundirse en un solo puño, como corresponde cuando hay que defender al pueblo al cual se representa.

Quedarnos callados por más tiempo equivaldría a aplaudir otras acciones ofensivas contra Esmeraldas, como aquella que se perpetró entre 2004 y 2010, cuando un grupúsculo de vendepatrias se prestó para la concesión del puerto de Las Palmas, bien recuperado por el tesón de los periodistas colegiados, directivos de Diario La Hora y otros esmeraldeños patriotas. Muchas son las muestras que el pueblo de Esmeraldas ha dado en defensa de la nación. Sus hombres y mujeres han estado en primera línea en las trincheras de lucha por la integridad y el desarrollo nacional desde antes de 1830.

Luis Vargas Torres con su espada y su pluma; Juan José Franco, gobernador entre 1857 y 1859, consiguiendo la primera escuela primaria de la provincia; los hermanos Calderón con su primer periódico; Roberto Luis Cervantes, bregando por las obras fundamentales, Gustavo Becerra con el periódico El Correo y su combate parlamentario, señalaron nuestra ruta cívica irrenunciable.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Buscando maneras para dar trabajo a más ecuatorianos, la Asamblea Nacional aprobó hace poco una Ley mediante la cual se autoriza la siembra y comercialización del cannabis o marihuana, con el justificativo de que ciertas enfermedades que sufren los humanos se curan con esa planta ahora prohibida. Si la marihuana es buena para la salud y la economía del país ¿por qué no se autoriza devolver a Esmeraldas el derecho a sembrar banano para exportar?

El triunvirato militar que gobernó el Ecuador entre 1976 y 1979, integrado por Alfredo Poveda Burbano, Guillermo Durán Arcentales y Luis Leoro Franco, a petición de exportadores de otra región del país, dispuso que en la provincia de Esmeraldas, donde el banano nace y crece casi silvestre, se suspenda la siembra de esta fruta y no se conceda créditos bancarios, porque era lo conveniente para los intereses de la nación. De nada valió la lucha emprendida por los agricultores y obreros de esta región contra la medida y hasta el momento rige esa norma discriminatoria.

Ya es hora de poner las cosas en su lugar y plantear ante el Parlamento la derogatoria pertinente para que en Esmeraldas se pueda continuar la siembra, cosecha y comercialización de la exquisita fruta, sin ningún requisito. Para tal tarea contamos inicialmente con cuatro legisladores en la Asamblea Nacional, una Prefecta provincial y siete alcaldes de igual número de cantones, cuyas ejecutorias deben fundirse en un solo puño, como corresponde cuando hay que defender al pueblo al cual se representa.

Quedarnos callados por más tiempo equivaldría a aplaudir otras acciones ofensivas contra Esmeraldas, como aquella que se perpetró entre 2004 y 2010, cuando un grupúsculo de vendepatrias se prestó para la concesión del puerto de Las Palmas, bien recuperado por el tesón de los periodistas colegiados, directivos de Diario La Hora y otros esmeraldeños patriotas. Muchas son las muestras que el pueblo de Esmeraldas ha dado en defensa de la nación. Sus hombres y mujeres han estado en primera línea en las trincheras de lucha por la integridad y el desarrollo nacional desde antes de 1830.

Luis Vargas Torres con su espada y su pluma; Juan José Franco, gobernador entre 1857 y 1859, consiguiendo la primera escuela primaria de la provincia; los hermanos Calderón con su primer periódico; Roberto Luis Cervantes, bregando por las obras fundamentales, Gustavo Becerra con el periódico El Correo y su combate parlamentario, señalaron nuestra ruta cívica irrenunciable.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Buscando maneras para dar trabajo a más ecuatorianos, la Asamblea Nacional aprobó hace poco una Ley mediante la cual se autoriza la siembra y comercialización del cannabis o marihuana, con el justificativo de que ciertas enfermedades que sufren los humanos se curan con esa planta ahora prohibida. Si la marihuana es buena para la salud y la economía del país ¿por qué no se autoriza devolver a Esmeraldas el derecho a sembrar banano para exportar?

El triunvirato militar que gobernó el Ecuador entre 1976 y 1979, integrado por Alfredo Poveda Burbano, Guillermo Durán Arcentales y Luis Leoro Franco, a petición de exportadores de otra región del país, dispuso que en la provincia de Esmeraldas, donde el banano nace y crece casi silvestre, se suspenda la siembra de esta fruta y no se conceda créditos bancarios, porque era lo conveniente para los intereses de la nación. De nada valió la lucha emprendida por los agricultores y obreros de esta región contra la medida y hasta el momento rige esa norma discriminatoria.

Ya es hora de poner las cosas en su lugar y plantear ante el Parlamento la derogatoria pertinente para que en Esmeraldas se pueda continuar la siembra, cosecha y comercialización de la exquisita fruta, sin ningún requisito. Para tal tarea contamos inicialmente con cuatro legisladores en la Asamblea Nacional, una Prefecta provincial y siete alcaldes de igual número de cantones, cuyas ejecutorias deben fundirse en un solo puño, como corresponde cuando hay que defender al pueblo al cual se representa.

Quedarnos callados por más tiempo equivaldría a aplaudir otras acciones ofensivas contra Esmeraldas, como aquella que se perpetró entre 2004 y 2010, cuando un grupúsculo de vendepatrias se prestó para la concesión del puerto de Las Palmas, bien recuperado por el tesón de los periodistas colegiados, directivos de Diario La Hora y otros esmeraldeños patriotas. Muchas son las muestras que el pueblo de Esmeraldas ha dado en defensa de la nación. Sus hombres y mujeres han estado en primera línea en las trincheras de lucha por la integridad y el desarrollo nacional desde antes de 1830.

Luis Vargas Torres con su espada y su pluma; Juan José Franco, gobernador entre 1857 y 1859, consiguiendo la primera escuela primaria de la provincia; los hermanos Calderón con su primer periódico; Roberto Luis Cervantes, bregando por las obras fundamentales, Gustavo Becerra con el periódico El Correo y su combate parlamentario, señalaron nuestra ruta cívica irrenunciable.

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Buscando maneras para dar trabajo a más ecuatorianos, la Asamblea Nacional aprobó hace poco una Ley mediante la cual se autoriza la siembra y comercialización del cannabis o marihuana, con el justificativo de que ciertas enfermedades que sufren los humanos se curan con esa planta ahora prohibida. Si la marihuana es buena para la salud y la economía del país ¿por qué no se autoriza devolver a Esmeraldas el derecho a sembrar banano para exportar?

El triunvirato militar que gobernó el Ecuador entre 1976 y 1979, integrado por Alfredo Poveda Burbano, Guillermo Durán Arcentales y Luis Leoro Franco, a petición de exportadores de otra región del país, dispuso que en la provincia de Esmeraldas, donde el banano nace y crece casi silvestre, se suspenda la siembra de esta fruta y no se conceda créditos bancarios, porque era lo conveniente para los intereses de la nación. De nada valió la lucha emprendida por los agricultores y obreros de esta región contra la medida y hasta el momento rige esa norma discriminatoria.

Ya es hora de poner las cosas en su lugar y plantear ante el Parlamento la derogatoria pertinente para que en Esmeraldas se pueda continuar la siembra, cosecha y comercialización de la exquisita fruta, sin ningún requisito. Para tal tarea contamos inicialmente con cuatro legisladores en la Asamblea Nacional, una Prefecta provincial y siete alcaldes de igual número de cantones, cuyas ejecutorias deben fundirse en un solo puño, como corresponde cuando hay que defender al pueblo al cual se representa.

Quedarnos callados por más tiempo equivaldría a aplaudir otras acciones ofensivas contra Esmeraldas, como aquella que se perpetró entre 2004 y 2010, cuando un grupúsculo de vendepatrias se prestó para la concesión del puerto de Las Palmas, bien recuperado por el tesón de los periodistas colegiados, directivos de Diario La Hora y otros esmeraldeños patriotas. Muchas son las muestras que el pueblo de Esmeraldas ha dado en defensa de la nación. Sus hombres y mujeres han estado en primera línea en las trincheras de lucha por la integridad y el desarrollo nacional desde antes de 1830.

Luis Vargas Torres con su espada y su pluma; Juan José Franco, gobernador entre 1857 y 1859, consiguiendo la primera escuela primaria de la provincia; los hermanos Calderón con su primer periódico; Roberto Luis Cervantes, bregando por las obras fundamentales, Gustavo Becerra con el periódico El Correo y su combate parlamentario, señalaron nuestra ruta cívica irrenunciable.