Tu dignidad es mi dignidad

Carlos E. Correa J.

En 1978, Pedro Alonso López, conocido como “El monstruo de los Andes”, fue encarcelado por haber violado y asesinado a más de trescientas niñas y mujeres adolescentes. Su acción la llevó a cabo en algunos países de Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú y Ecuador. Se lo considera como el mayor asesino en serie de niñas y adolescentes.

¿Puede tener dignidad una persona que se dedicó a ser el mayor victimario? ¿Merece un poquito de consideración un monstruo como él? ¿O debemos quitarle toda la dignidad que pudo haber tenido antes de sus nefastos crímenes? Parecería que quitarle la vida sería un acto injusto porque quedaría debiendo las más de 299 restantes… ¡y no habría nada más que hacer una vez muerto…!

Pero, ¿qué es la dignidad de la que estamos hablando?

Cuando nos referimos a la dignidad humana nos referimos a la dignidad que tiene cada uno por ser persona, sin que tengamos en cuenta lo que ha hecho o ha dejado de hacer. Por eso, un niño de dos días de nacido tiene dignidad, independientemente de sus actos.

Esta es la dignidad que tiene todo ser humano. La misma dignidad que la tiene Pedro Alfonso López, Albert Einstein, Calígula, Stalin, Gandhi, Juan Pérez o Pedro Nadie. Es una dignidad inherente a su condición humana y es inalienable. El desconocimiento de su existencia por parte de algunos seres humanos, no la elimina.

Desde luego que también hay otros tipos de dignidad y que corresponden a las acciones que realizamos. En este caso, el grado de dignidad que se puede alcanzar puede ser alto o puede ser de poca monta.

En cuanto a la dignidad intrínseca del ser humano, debemos decir: tu dignidad es mi dignidad. Y si yo te la niego, no por eso dejas de tenerla. Así, pues, el Monstruo de Los Andes tiene una dignidad tan alta como la mía o como la de cualquier ser humano. (O)

[email protected]

Carlos E. Correa J.

En 1978, Pedro Alonso López, conocido como “El monstruo de los Andes”, fue encarcelado por haber violado y asesinado a más de trescientas niñas y mujeres adolescentes. Su acción la llevó a cabo en algunos países de Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú y Ecuador. Se lo considera como el mayor asesino en serie de niñas y adolescentes.

¿Puede tener dignidad una persona que se dedicó a ser el mayor victimario? ¿Merece un poquito de consideración un monstruo como él? ¿O debemos quitarle toda la dignidad que pudo haber tenido antes de sus nefastos crímenes? Parecería que quitarle la vida sería un acto injusto porque quedaría debiendo las más de 299 restantes… ¡y no habría nada más que hacer una vez muerto…!

Pero, ¿qué es la dignidad de la que estamos hablando?

Cuando nos referimos a la dignidad humana nos referimos a la dignidad que tiene cada uno por ser persona, sin que tengamos en cuenta lo que ha hecho o ha dejado de hacer. Por eso, un niño de dos días de nacido tiene dignidad, independientemente de sus actos.

Esta es la dignidad que tiene todo ser humano. La misma dignidad que la tiene Pedro Alfonso López, Albert Einstein, Calígula, Stalin, Gandhi, Juan Pérez o Pedro Nadie. Es una dignidad inherente a su condición humana y es inalienable. El desconocimiento de su existencia por parte de algunos seres humanos, no la elimina.

Desde luego que también hay otros tipos de dignidad y que corresponden a las acciones que realizamos. En este caso, el grado de dignidad que se puede alcanzar puede ser alto o puede ser de poca monta.

En cuanto a la dignidad intrínseca del ser humano, debemos decir: tu dignidad es mi dignidad. Y si yo te la niego, no por eso dejas de tenerla. Así, pues, el Monstruo de Los Andes tiene una dignidad tan alta como la mía o como la de cualquier ser humano. (O)

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Carlos E. Correa J.

En 1978, Pedro Alonso López, conocido como “El monstruo de los Andes”, fue encarcelado por haber violado y asesinado a más de trescientas niñas y mujeres adolescentes. Su acción la llevó a cabo en algunos países de Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú y Ecuador. Se lo considera como el mayor asesino en serie de niñas y adolescentes.

¿Puede tener dignidad una persona que se dedicó a ser el mayor victimario? ¿Merece un poquito de consideración un monstruo como él? ¿O debemos quitarle toda la dignidad que pudo haber tenido antes de sus nefastos crímenes? Parecería que quitarle la vida sería un acto injusto porque quedaría debiendo las más de 299 restantes… ¡y no habría nada más que hacer una vez muerto…!

Pero, ¿qué es la dignidad de la que estamos hablando?

Cuando nos referimos a la dignidad humana nos referimos a la dignidad que tiene cada uno por ser persona, sin que tengamos en cuenta lo que ha hecho o ha dejado de hacer. Por eso, un niño de dos días de nacido tiene dignidad, independientemente de sus actos.

Esta es la dignidad que tiene todo ser humano. La misma dignidad que la tiene Pedro Alfonso López, Albert Einstein, Calígula, Stalin, Gandhi, Juan Pérez o Pedro Nadie. Es una dignidad inherente a su condición humana y es inalienable. El desconocimiento de su existencia por parte de algunos seres humanos, no la elimina.

Desde luego que también hay otros tipos de dignidad y que corresponden a las acciones que realizamos. En este caso, el grado de dignidad que se puede alcanzar puede ser alto o puede ser de poca monta.

En cuanto a la dignidad intrínseca del ser humano, debemos decir: tu dignidad es mi dignidad. Y si yo te la niego, no por eso dejas de tenerla. Así, pues, el Monstruo de Los Andes tiene una dignidad tan alta como la mía o como la de cualquier ser humano. (O)

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Carlos E. Correa J.

En 1978, Pedro Alonso López, conocido como “El monstruo de los Andes”, fue encarcelado por haber violado y asesinado a más de trescientas niñas y mujeres adolescentes. Su acción la llevó a cabo en algunos países de Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú y Ecuador. Se lo considera como el mayor asesino en serie de niñas y adolescentes.

¿Puede tener dignidad una persona que se dedicó a ser el mayor victimario? ¿Merece un poquito de consideración un monstruo como él? ¿O debemos quitarle toda la dignidad que pudo haber tenido antes de sus nefastos crímenes? Parecería que quitarle la vida sería un acto injusto porque quedaría debiendo las más de 299 restantes… ¡y no habría nada más que hacer una vez muerto…!

Pero, ¿qué es la dignidad de la que estamos hablando?

Cuando nos referimos a la dignidad humana nos referimos a la dignidad que tiene cada uno por ser persona, sin que tengamos en cuenta lo que ha hecho o ha dejado de hacer. Por eso, un niño de dos días de nacido tiene dignidad, independientemente de sus actos.

Esta es la dignidad que tiene todo ser humano. La misma dignidad que la tiene Pedro Alfonso López, Albert Einstein, Calígula, Stalin, Gandhi, Juan Pérez o Pedro Nadie. Es una dignidad inherente a su condición humana y es inalienable. El desconocimiento de su existencia por parte de algunos seres humanos, no la elimina.

Desde luego que también hay otros tipos de dignidad y que corresponden a las acciones que realizamos. En este caso, el grado de dignidad que se puede alcanzar puede ser alto o puede ser de poca monta.

En cuanto a la dignidad intrínseca del ser humano, debemos decir: tu dignidad es mi dignidad. Y si yo te la niego, no por eso dejas de tenerla. Así, pues, el Monstruo de Los Andes tiene una dignidad tan alta como la mía o como la de cualquier ser humano. (O)

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