Mariano Acosta

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta El cantar del Mio Cid, el primer monumento de la poesía épica española, de la época más primitiva de la literatura romance, que después de que el Cid falleciera, Valencia fue tomada por los moros en 1099. Pero la leyenda posterior adorna con el mito subrayando que la esposa del héroe, Jimena Díaz, toma los despojos mortales del Gran Rodrigo y los introduce en su armadura metálica, que luego amarra sobre su caballo Babieca. El jinete lleva la mano en alto portando una espada y dirigiendo a las tropas. Los moros aterrorizados solo ven al fantasma que regresa de ultratumba. Entonces, tiran las armas y huyen despavoridos. El Cid vuelve a ganar su batalla, la primera después de muerto.

El 24 de octubre de 2019 quedará grabado con caracteres indelebles en los anales de nuestra historia citadina, pues en urna cineraria, fueron trasladados los restos del Canónigo Mariano Acosta, desde el antiguo monasterio de las madres carmelitas, hoy Campus universitario de la UTN, hasta la Santa Iglesia Catedral de Ibarra. Así el célebre Mariano Acosta ganó como el Cid Campeador, una nueva batalla en el campo espiritual.

En el evento académico se le recordó como el Mecenas de la juventud, su titánico aporte luego del dantesco terremoto de 1868, su denodado trabajo en las asambleas legislativas y en la cátedra sagrada. Sus obras de tribuna que fueron intachables, propias de un verdadero literato, elocuentes y persuasivas.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Imbabura honró su grata memoria con la publicación del opúsculo Vida del Dr. Mariano Acosta, de la autoría del Dr. Abelardo Moncayo Jijón, obra que se inscribe con el Nº 35 en la Colección Carangue.

Que nada de lo que fue grande quede olvidado y más aún cuando se trata del más ilustre de los imbabureños.

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta El cantar del Mio Cid, el primer monumento de la poesía épica española, de la época más primitiva de la literatura romance, que después de que el Cid falleciera, Valencia fue tomada por los moros en 1099. Pero la leyenda posterior adorna con el mito subrayando que la esposa del héroe, Jimena Díaz, toma los despojos mortales del Gran Rodrigo y los introduce en su armadura metálica, que luego amarra sobre su caballo Babieca. El jinete lleva la mano en alto portando una espada y dirigiendo a las tropas. Los moros aterrorizados solo ven al fantasma que regresa de ultratumba. Entonces, tiran las armas y huyen despavoridos. El Cid vuelve a ganar su batalla, la primera después de muerto.

El 24 de octubre de 2019 quedará grabado con caracteres indelebles en los anales de nuestra historia citadina, pues en urna cineraria, fueron trasladados los restos del Canónigo Mariano Acosta, desde el antiguo monasterio de las madres carmelitas, hoy Campus universitario de la UTN, hasta la Santa Iglesia Catedral de Ibarra. Así el célebre Mariano Acosta ganó como el Cid Campeador, una nueva batalla en el campo espiritual.

En el evento académico se le recordó como el Mecenas de la juventud, su titánico aporte luego del dantesco terremoto de 1868, su denodado trabajo en las asambleas legislativas y en la cátedra sagrada. Sus obras de tribuna que fueron intachables, propias de un verdadero literato, elocuentes y persuasivas.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Imbabura honró su grata memoria con la publicación del opúsculo Vida del Dr. Mariano Acosta, de la autoría del Dr. Abelardo Moncayo Jijón, obra que se inscribe con el Nº 35 en la Colección Carangue.

Que nada de lo que fue grande quede olvidado y más aún cuando se trata del más ilustre de los imbabureños.

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta El cantar del Mio Cid, el primer monumento de la poesía épica española, de la época más primitiva de la literatura romance, que después de que el Cid falleciera, Valencia fue tomada por los moros en 1099. Pero la leyenda posterior adorna con el mito subrayando que la esposa del héroe, Jimena Díaz, toma los despojos mortales del Gran Rodrigo y los introduce en su armadura metálica, que luego amarra sobre su caballo Babieca. El jinete lleva la mano en alto portando una espada y dirigiendo a las tropas. Los moros aterrorizados solo ven al fantasma que regresa de ultratumba. Entonces, tiran las armas y huyen despavoridos. El Cid vuelve a ganar su batalla, la primera después de muerto.

El 24 de octubre de 2019 quedará grabado con caracteres indelebles en los anales de nuestra historia citadina, pues en urna cineraria, fueron trasladados los restos del Canónigo Mariano Acosta, desde el antiguo monasterio de las madres carmelitas, hoy Campus universitario de la UTN, hasta la Santa Iglesia Catedral de Ibarra. Así el célebre Mariano Acosta ganó como el Cid Campeador, una nueva batalla en el campo espiritual.

En el evento académico se le recordó como el Mecenas de la juventud, su titánico aporte luego del dantesco terremoto de 1868, su denodado trabajo en las asambleas legislativas y en la cátedra sagrada. Sus obras de tribuna que fueron intachables, propias de un verdadero literato, elocuentes y persuasivas.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Imbabura honró su grata memoria con la publicación del opúsculo Vida del Dr. Mariano Acosta, de la autoría del Dr. Abelardo Moncayo Jijón, obra que se inscribe con el Nº 35 en la Colección Carangue.

Que nada de lo que fue grande quede olvidado y más aún cuando se trata del más ilustre de los imbabureños.

POR: Luis Fernando Revelo

Cuenta El cantar del Mio Cid, el primer monumento de la poesía épica española, de la época más primitiva de la literatura romance, que después de que el Cid falleciera, Valencia fue tomada por los moros en 1099. Pero la leyenda posterior adorna con el mito subrayando que la esposa del héroe, Jimena Díaz, toma los despojos mortales del Gran Rodrigo y los introduce en su armadura metálica, que luego amarra sobre su caballo Babieca. El jinete lleva la mano en alto portando una espada y dirigiendo a las tropas. Los moros aterrorizados solo ven al fantasma que regresa de ultratumba. Entonces, tiran las armas y huyen despavoridos. El Cid vuelve a ganar su batalla, la primera después de muerto.

El 24 de octubre de 2019 quedará grabado con caracteres indelebles en los anales de nuestra historia citadina, pues en urna cineraria, fueron trasladados los restos del Canónigo Mariano Acosta, desde el antiguo monasterio de las madres carmelitas, hoy Campus universitario de la UTN, hasta la Santa Iglesia Catedral de Ibarra. Así el célebre Mariano Acosta ganó como el Cid Campeador, una nueva batalla en el campo espiritual.

En el evento académico se le recordó como el Mecenas de la juventud, su titánico aporte luego del dantesco terremoto de 1868, su denodado trabajo en las asambleas legislativas y en la cátedra sagrada. Sus obras de tribuna que fueron intachables, propias de un verdadero literato, elocuentes y persuasivas.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Imbabura honró su grata memoria con la publicación del opúsculo Vida del Dr. Mariano Acosta, de la autoría del Dr. Abelardo Moncayo Jijón, obra que se inscribe con el Nº 35 en la Colección Carangue.

Que nada de lo que fue grande quede olvidado y más aún cuando se trata del más ilustre de los imbabureños.