Diálogo sin norte

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Ya no se encuentran epítetos para calificar lo que sucede en el acontecer político y social de nuestra patria. El famoso llamado al diálogo del Mandatario, más se asemeja a uno de sordos, a una burla al pueblo, a un amague constante de quienes ostentan el poder, pero que sus ataduras ante sus patrocinadores, les impide velar, en realidad, por el bienestar de todos.

Y la situación es sencilla de resolver. El déficit fiscal se soluciona gastando hasta donde los recursos lo permiten. Y el asistencialismo a las clases más desposeídas, no se soluciona debilitando al próspero empresario, al que crea riqueza y empleo, sino creando las condiciones que permitan a ese débil estrato su progreso. La postración del sector productivo solo se puede contrarrestar con seguridad jurídica y créditos blandos direccionados al pequeño y mediano productor. Hoy, algo tan básico, no existe.

Piden que haya encadenamientos productivos en los pequeños productores, a sabiendas que están obligados a pasar por la industria que les impone unos precios de supervivencia. El reforzamiento de la asociatividad es cuento chino. Todo está fríamente calculado para que nada cambie. Los 14 súper grupos oligopólicos y los 270 macro empresarios, no están interesados en ceder parte de sus privilegios.

El agro dejó de ser rentable, nos convertiremos en otro país comercial como Panamá o en otra nación que ya abandonó el campo como Venezuela. Y súmele a esto la desunión que dejó Correa en la sociedad, agravada por el resentimiento social que generaron las protestas recientes ¡en un país en construcción! Y la miopía al no corregir las inequidades que tenemos, genera tal debilidad del Gobierno, que debe hasta tolerar el insolente desplante de ciertos dirigentes indígenas desubicados. Las leyes económicas y tributarias que se aprobaron y están por aprobarse, de no rectificar lo que se tiene que corregir, no traerán el progreso y la paz social que anhelamos.

[email protected]

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Ya no se encuentran epítetos para calificar lo que sucede en el acontecer político y social de nuestra patria. El famoso llamado al diálogo del Mandatario, más se asemeja a uno de sordos, a una burla al pueblo, a un amague constante de quienes ostentan el poder, pero que sus ataduras ante sus patrocinadores, les impide velar, en realidad, por el bienestar de todos.

Y la situación es sencilla de resolver. El déficit fiscal se soluciona gastando hasta donde los recursos lo permiten. Y el asistencialismo a las clases más desposeídas, no se soluciona debilitando al próspero empresario, al que crea riqueza y empleo, sino creando las condiciones que permitan a ese débil estrato su progreso. La postración del sector productivo solo se puede contrarrestar con seguridad jurídica y créditos blandos direccionados al pequeño y mediano productor. Hoy, algo tan básico, no existe.

Piden que haya encadenamientos productivos en los pequeños productores, a sabiendas que están obligados a pasar por la industria que les impone unos precios de supervivencia. El reforzamiento de la asociatividad es cuento chino. Todo está fríamente calculado para que nada cambie. Los 14 súper grupos oligopólicos y los 270 macro empresarios, no están interesados en ceder parte de sus privilegios.

El agro dejó de ser rentable, nos convertiremos en otro país comercial como Panamá o en otra nación que ya abandonó el campo como Venezuela. Y súmele a esto la desunión que dejó Correa en la sociedad, agravada por el resentimiento social que generaron las protestas recientes ¡en un país en construcción! Y la miopía al no corregir las inequidades que tenemos, genera tal debilidad del Gobierno, que debe hasta tolerar el insolente desplante de ciertos dirigentes indígenas desubicados. Las leyes económicas y tributarias que se aprobaron y están por aprobarse, de no rectificar lo que se tiene que corregir, no traerán el progreso y la paz social que anhelamos.

[email protected]

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Ya no se encuentran epítetos para calificar lo que sucede en el acontecer político y social de nuestra patria. El famoso llamado al diálogo del Mandatario, más se asemeja a uno de sordos, a una burla al pueblo, a un amague constante de quienes ostentan el poder, pero que sus ataduras ante sus patrocinadores, les impide velar, en realidad, por el bienestar de todos.

Y la situación es sencilla de resolver. El déficit fiscal se soluciona gastando hasta donde los recursos lo permiten. Y el asistencialismo a las clases más desposeídas, no se soluciona debilitando al próspero empresario, al que crea riqueza y empleo, sino creando las condiciones que permitan a ese débil estrato su progreso. La postración del sector productivo solo se puede contrarrestar con seguridad jurídica y créditos blandos direccionados al pequeño y mediano productor. Hoy, algo tan básico, no existe.

Piden que haya encadenamientos productivos en los pequeños productores, a sabiendas que están obligados a pasar por la industria que les impone unos precios de supervivencia. El reforzamiento de la asociatividad es cuento chino. Todo está fríamente calculado para que nada cambie. Los 14 súper grupos oligopólicos y los 270 macro empresarios, no están interesados en ceder parte de sus privilegios.

El agro dejó de ser rentable, nos convertiremos en otro país comercial como Panamá o en otra nación que ya abandonó el campo como Venezuela. Y súmele a esto la desunión que dejó Correa en la sociedad, agravada por el resentimiento social que generaron las protestas recientes ¡en un país en construcción! Y la miopía al no corregir las inequidades que tenemos, genera tal debilidad del Gobierno, que debe hasta tolerar el insolente desplante de ciertos dirigentes indígenas desubicados. Las leyes económicas y tributarias que se aprobaron y están por aprobarse, de no rectificar lo que se tiene que corregir, no traerán el progreso y la paz social que anhelamos.

[email protected]

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Ya no se encuentran epítetos para calificar lo que sucede en el acontecer político y social de nuestra patria. El famoso llamado al diálogo del Mandatario, más se asemeja a uno de sordos, a una burla al pueblo, a un amague constante de quienes ostentan el poder, pero que sus ataduras ante sus patrocinadores, les impide velar, en realidad, por el bienestar de todos.

Y la situación es sencilla de resolver. El déficit fiscal se soluciona gastando hasta donde los recursos lo permiten. Y el asistencialismo a las clases más desposeídas, no se soluciona debilitando al próspero empresario, al que crea riqueza y empleo, sino creando las condiciones que permitan a ese débil estrato su progreso. La postración del sector productivo solo se puede contrarrestar con seguridad jurídica y créditos blandos direccionados al pequeño y mediano productor. Hoy, algo tan básico, no existe.

Piden que haya encadenamientos productivos en los pequeños productores, a sabiendas que están obligados a pasar por la industria que les impone unos precios de supervivencia. El reforzamiento de la asociatividad es cuento chino. Todo está fríamente calculado para que nada cambie. Los 14 súper grupos oligopólicos y los 270 macro empresarios, no están interesados en ceder parte de sus privilegios.

El agro dejó de ser rentable, nos convertiremos en otro país comercial como Panamá o en otra nación que ya abandonó el campo como Venezuela. Y súmele a esto la desunión que dejó Correa en la sociedad, agravada por el resentimiento social que generaron las protestas recientes ¡en un país en construcción! Y la miopía al no corregir las inequidades que tenemos, genera tal debilidad del Gobierno, que debe hasta tolerar el insolente desplante de ciertos dirigentes indígenas desubicados. Las leyes económicas y tributarias que se aprobaron y están por aprobarse, de no rectificar lo que se tiene que corregir, no traerán el progreso y la paz social que anhelamos.

[email protected]