Jorge Gilberto Zambrano Andrade
El rastro que dejan los terremotos nos hacen sentir que estamos viviendo una pesadilla de la que no podemos despertar, muchos piensan que algo está pasando, que el planeta reacciona al daño que le hemos causado, hay una base de datos sobre estos fenómenos naturales, quienes encuentran que estos fenómenos se han duplicado.
Parece el principio del fin ya que estos fenómenos antinaturales son causados por la irresponsabilidad de los seres humanos que se agrava con la destrucción de la naturaleza.
A raíz de los últimos movimientos sísmicos se cambió la vida de los ecuatorianos, estos fenómenos cada vez serán más severos y aumentarán su periodicidad, será un problema de dimensiones inmanejables. La pérdida de vidas y la destrucción material irá en aumento. Y por si esto fuera poco, los terremotos dejarán a su paso cada vez más una devastación sin precedentes. Un día después de mañana quizá despertemos y ya sea demasiado tarde, si no cambiamos nuestro sistema energético hacia energías limpias.
Por eso tenemos que enfrentarnos a los intereses creados y, por amor a la vida y al futuro de nuestros descendientes. Los terremotos sismos y temblores de tierra, son reajustes de la corteza terrestre causado por los movimientos de grandes fragmentos. Por si mismo son fenómenos naturales que nos afectan demasiado.
La estadística sobre los sismos a través de la historia es más bien pobre. Se tiene información de desastres desde hace más de tres mil años, pero además de ser incompleta, los instrumentos de precisión para registrar sismos datan de principios del siglo XX y la Escala de Richter fue ideada en 1935.
Un terremoto de gran magnitud puede afectar más la superficie terrestre si el origen del mismo se encuentra a menor profundidad. La destrucción de ciudades no depende únicamente de la magnitud del fenómeno, sino también de la distancia a que se encuentren del mismo, de la constitución geológica del subsuelo y de otros factores, entre los cuales hay que destacar las técnicas de construcción empleadas.
Los intentos de predecir cuándo y dónde se producirán los terremotos han tenido cierto éxito en los últimos años. En la actualidad, China, Japón, Rusia y Estados Unidos son los países que apoyan más estas investigaciones.