‘Gens una sumus’

Carlos E. Correa J.

Cuando me involucré en la práctica del ajedrez, me enteré de que el lema de este deporte estaba en latín. Yo no sabía su significado y, aunque estaba interesado en saberlo, dejé pasar el tiempo sin averiguarlo.

La práctica de este deporte moldea sanamente el carácter de los jugadores en varios sentidos. Pero, especialmente, en la capacidad de aceptar honorablemente la derrota. Es una práctica mundial estrechar la mano del ganador por parte del perdedor, no solo cuando se recibe el jaque mate, sino aun cuando no se termine la partida pero el perdedor suponga que está perdida. Es un reconocimiento caballeroso a quien se ha hecho acreedor al triunfo.

Además, al calor de las competencias se forma un ambiente agradable, generoso, familiar, que permite una convivencia cordial y en el que desaparecen las diferencias sociales, económicas, políticas, de edad, o de cualquier otra índole, conformando un conjunto humano para el cual le viene bien el lema adoptado.

El lema de este deporte es: “Gens una sumus”. Ahora sé que su significado es: “Somos un único pueblo” o “Somos una familia”.

Y es cuando pienso que el hombre no es el lobo del hombre, como nos dice Hobbes. Tampoco es un “animal” racional. O un “animal” económico o político. Ni es un “vegetal racional”.

Creo que el ser humano es más que todo eso. Creo que no es un animal con cualquier adjetivo adicional. Es un ser que se diferencia de los minerales, de los vegetales o de los animales, no solamente por su racionalidad, sino por su esfera espiritual que lo impulsa hasta ofrendar su vida por causas nobles como la justicia, la libertad, la igualdad o la fraternidad. Conocemos actos tan llenos de heroísmo, que nos llena el pecho de un sano orgullo de especie. Y es, entonces, cuando pienso firmemente que todos los seres humanos “gens una sumus”. (O)

[email protected]

Carlos E. Correa J.

Cuando me involucré en la práctica del ajedrez, me enteré de que el lema de este deporte estaba en latín. Yo no sabía su significado y, aunque estaba interesado en saberlo, dejé pasar el tiempo sin averiguarlo.

La práctica de este deporte moldea sanamente el carácter de los jugadores en varios sentidos. Pero, especialmente, en la capacidad de aceptar honorablemente la derrota. Es una práctica mundial estrechar la mano del ganador por parte del perdedor, no solo cuando se recibe el jaque mate, sino aun cuando no se termine la partida pero el perdedor suponga que está perdida. Es un reconocimiento caballeroso a quien se ha hecho acreedor al triunfo.

Además, al calor de las competencias se forma un ambiente agradable, generoso, familiar, que permite una convivencia cordial y en el que desaparecen las diferencias sociales, económicas, políticas, de edad, o de cualquier otra índole, conformando un conjunto humano para el cual le viene bien el lema adoptado.

El lema de este deporte es: “Gens una sumus”. Ahora sé que su significado es: “Somos un único pueblo” o “Somos una familia”.

Y es cuando pienso que el hombre no es el lobo del hombre, como nos dice Hobbes. Tampoco es un “animal” racional. O un “animal” económico o político. Ni es un “vegetal racional”.

Creo que el ser humano es más que todo eso. Creo que no es un animal con cualquier adjetivo adicional. Es un ser que se diferencia de los minerales, de los vegetales o de los animales, no solamente por su racionalidad, sino por su esfera espiritual que lo impulsa hasta ofrendar su vida por causas nobles como la justicia, la libertad, la igualdad o la fraternidad. Conocemos actos tan llenos de heroísmo, que nos llena el pecho de un sano orgullo de especie. Y es, entonces, cuando pienso firmemente que todos los seres humanos “gens una sumus”. (O)

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Carlos E. Correa J.

Cuando me involucré en la práctica del ajedrez, me enteré de que el lema de este deporte estaba en latín. Yo no sabía su significado y, aunque estaba interesado en saberlo, dejé pasar el tiempo sin averiguarlo.

La práctica de este deporte moldea sanamente el carácter de los jugadores en varios sentidos. Pero, especialmente, en la capacidad de aceptar honorablemente la derrota. Es una práctica mundial estrechar la mano del ganador por parte del perdedor, no solo cuando se recibe el jaque mate, sino aun cuando no se termine la partida pero el perdedor suponga que está perdida. Es un reconocimiento caballeroso a quien se ha hecho acreedor al triunfo.

Además, al calor de las competencias se forma un ambiente agradable, generoso, familiar, que permite una convivencia cordial y en el que desaparecen las diferencias sociales, económicas, políticas, de edad, o de cualquier otra índole, conformando un conjunto humano para el cual le viene bien el lema adoptado.

El lema de este deporte es: “Gens una sumus”. Ahora sé que su significado es: “Somos un único pueblo” o “Somos una familia”.

Y es cuando pienso que el hombre no es el lobo del hombre, como nos dice Hobbes. Tampoco es un “animal” racional. O un “animal” económico o político. Ni es un “vegetal racional”.

Creo que el ser humano es más que todo eso. Creo que no es un animal con cualquier adjetivo adicional. Es un ser que se diferencia de los minerales, de los vegetales o de los animales, no solamente por su racionalidad, sino por su esfera espiritual que lo impulsa hasta ofrendar su vida por causas nobles como la justicia, la libertad, la igualdad o la fraternidad. Conocemos actos tan llenos de heroísmo, que nos llena el pecho de un sano orgullo de especie. Y es, entonces, cuando pienso firmemente que todos los seres humanos “gens una sumus”. (O)

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Carlos E. Correa J.

Cuando me involucré en la práctica del ajedrez, me enteré de que el lema de este deporte estaba en latín. Yo no sabía su significado y, aunque estaba interesado en saberlo, dejé pasar el tiempo sin averiguarlo.

La práctica de este deporte moldea sanamente el carácter de los jugadores en varios sentidos. Pero, especialmente, en la capacidad de aceptar honorablemente la derrota. Es una práctica mundial estrechar la mano del ganador por parte del perdedor, no solo cuando se recibe el jaque mate, sino aun cuando no se termine la partida pero el perdedor suponga que está perdida. Es un reconocimiento caballeroso a quien se ha hecho acreedor al triunfo.

Además, al calor de las competencias se forma un ambiente agradable, generoso, familiar, que permite una convivencia cordial y en el que desaparecen las diferencias sociales, económicas, políticas, de edad, o de cualquier otra índole, conformando un conjunto humano para el cual le viene bien el lema adoptado.

El lema de este deporte es: “Gens una sumus”. Ahora sé que su significado es: “Somos un único pueblo” o “Somos una familia”.

Y es cuando pienso que el hombre no es el lobo del hombre, como nos dice Hobbes. Tampoco es un “animal” racional. O un “animal” económico o político. Ni es un “vegetal racional”.

Creo que el ser humano es más que todo eso. Creo que no es un animal con cualquier adjetivo adicional. Es un ser que se diferencia de los minerales, de los vegetales o de los animales, no solamente por su racionalidad, sino por su esfera espiritual que lo impulsa hasta ofrendar su vida por causas nobles como la justicia, la libertad, la igualdad o la fraternidad. Conocemos actos tan llenos de heroísmo, que nos llena el pecho de un sano orgullo de especie. Y es, entonces, cuando pienso firmemente que todos los seres humanos “gens una sumus”. (O)

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