El proceso investigativo

Lucía Margarita Figueroa Robles

Indiscutiblemente el primer paso que se debe efectuar para llevar a cabo un trabajo investigativo depende principalmente de una adecuada elección del tema, el cual constituye la primera visión que se puede plantear, enfocándose en un problema de investigación, mismo que marcará el rumbo de dicho proceso, en especial si se caracteriza por ser novedoso, orientado a los resultados, y con el fuerte propósito de alcanzar validez en los pronósticos establecidos. Es así que el valor de un tema oportuno de investigación, se arquea en la idea inicial o el punto de partida, que nos motivará a sacar adelante el proyecto, ya que sus principios básicos surgen de nuestras dudas, experiencias y estimulaciones. De ahí que el tema debe llamarnos la atención y ser pertinente, para no correr el riesgo de abandonarlo a medio camino, considerando siempre nuestras fortalezas y debilidades personales, y el aporte que esta investigación desplegará en nuestra vida profesional.

Ante ello, para realizar de la mejor manera el proyecto investigativo, como lo establece (Muñoz, 1998), es necesario que los esfuerzos primarios se enfoquen en la obtención de un tópico, conocimiento o tema que sea de interés particular, a fin de que el alumno inicie, desarrolle y culmine una investigación sin entorpecimientos. Y evidentemente se debe considerar el problema de investigación que nace desde diversos contextos, como una muralla para alcanzar un objetivo propuesto, de ahí que viene determinado por elementos que no quedan suficientemente claros, y requieren ser investigados. En ese contexto surge la necesidad de plantearse como lo establece (Real, 2016) las siguientes interrogantes: ¿El estudio es alcanzable en cuanto a sus requisitos? ¿El estudio es una replicación de otros proyectos? ¿Cuáles serán las implicaciones prácticas de mi estudio? ¿Sus resultados aportarían al conocimiento? Considerando estas claves, podremos forjar un proyecto que despliegue un invaluable aporte a la sociedad. (O)

[email protected]

Lucía Margarita Figueroa Robles

Indiscutiblemente el primer paso que se debe efectuar para llevar a cabo un trabajo investigativo depende principalmente de una adecuada elección del tema, el cual constituye la primera visión que se puede plantear, enfocándose en un problema de investigación, mismo que marcará el rumbo de dicho proceso, en especial si se caracteriza por ser novedoso, orientado a los resultados, y con el fuerte propósito de alcanzar validez en los pronósticos establecidos. Es así que el valor de un tema oportuno de investigación, se arquea en la idea inicial o el punto de partida, que nos motivará a sacar adelante el proyecto, ya que sus principios básicos surgen de nuestras dudas, experiencias y estimulaciones. De ahí que el tema debe llamarnos la atención y ser pertinente, para no correr el riesgo de abandonarlo a medio camino, considerando siempre nuestras fortalezas y debilidades personales, y el aporte que esta investigación desplegará en nuestra vida profesional.

Ante ello, para realizar de la mejor manera el proyecto investigativo, como lo establece (Muñoz, 1998), es necesario que los esfuerzos primarios se enfoquen en la obtención de un tópico, conocimiento o tema que sea de interés particular, a fin de que el alumno inicie, desarrolle y culmine una investigación sin entorpecimientos. Y evidentemente se debe considerar el problema de investigación que nace desde diversos contextos, como una muralla para alcanzar un objetivo propuesto, de ahí que viene determinado por elementos que no quedan suficientemente claros, y requieren ser investigados. En ese contexto surge la necesidad de plantearse como lo establece (Real, 2016) las siguientes interrogantes: ¿El estudio es alcanzable en cuanto a sus requisitos? ¿El estudio es una replicación de otros proyectos? ¿Cuáles serán las implicaciones prácticas de mi estudio? ¿Sus resultados aportarían al conocimiento? Considerando estas claves, podremos forjar un proyecto que despliegue un invaluable aporte a la sociedad. (O)

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Indiscutiblemente el primer paso que se debe efectuar para llevar a cabo un trabajo investigativo depende principalmente de una adecuada elección del tema, el cual constituye la primera visión que se puede plantear, enfocándose en un problema de investigación, mismo que marcará el rumbo de dicho proceso, en especial si se caracteriza por ser novedoso, orientado a los resultados, y con el fuerte propósito de alcanzar validez en los pronósticos establecidos. Es así que el valor de un tema oportuno de investigación, se arquea en la idea inicial o el punto de partida, que nos motivará a sacar adelante el proyecto, ya que sus principios básicos surgen de nuestras dudas, experiencias y estimulaciones. De ahí que el tema debe llamarnos la atención y ser pertinente, para no correr el riesgo de abandonarlo a medio camino, considerando siempre nuestras fortalezas y debilidades personales, y el aporte que esta investigación desplegará en nuestra vida profesional.

Ante ello, para realizar de la mejor manera el proyecto investigativo, como lo establece (Muñoz, 1998), es necesario que los esfuerzos primarios se enfoquen en la obtención de un tópico, conocimiento o tema que sea de interés particular, a fin de que el alumno inicie, desarrolle y culmine una investigación sin entorpecimientos. Y evidentemente se debe considerar el problema de investigación que nace desde diversos contextos, como una muralla para alcanzar un objetivo propuesto, de ahí que viene determinado por elementos que no quedan suficientemente claros, y requieren ser investigados. En ese contexto surge la necesidad de plantearse como lo establece (Real, 2016) las siguientes interrogantes: ¿El estudio es alcanzable en cuanto a sus requisitos? ¿El estudio es una replicación de otros proyectos? ¿Cuáles serán las implicaciones prácticas de mi estudio? ¿Sus resultados aportarían al conocimiento? Considerando estas claves, podremos forjar un proyecto que despliegue un invaluable aporte a la sociedad. (O)

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Indiscutiblemente el primer paso que se debe efectuar para llevar a cabo un trabajo investigativo depende principalmente de una adecuada elección del tema, el cual constituye la primera visión que se puede plantear, enfocándose en un problema de investigación, mismo que marcará el rumbo de dicho proceso, en especial si se caracteriza por ser novedoso, orientado a los resultados, y con el fuerte propósito de alcanzar validez en los pronósticos establecidos. Es así que el valor de un tema oportuno de investigación, se arquea en la idea inicial o el punto de partida, que nos motivará a sacar adelante el proyecto, ya que sus principios básicos surgen de nuestras dudas, experiencias y estimulaciones. De ahí que el tema debe llamarnos la atención y ser pertinente, para no correr el riesgo de abandonarlo a medio camino, considerando siempre nuestras fortalezas y debilidades personales, y el aporte que esta investigación desplegará en nuestra vida profesional.

Ante ello, para realizar de la mejor manera el proyecto investigativo, como lo establece (Muñoz, 1998), es necesario que los esfuerzos primarios se enfoquen en la obtención de un tópico, conocimiento o tema que sea de interés particular, a fin de que el alumno inicie, desarrolle y culmine una investigación sin entorpecimientos. Y evidentemente se debe considerar el problema de investigación que nace desde diversos contextos, como una muralla para alcanzar un objetivo propuesto, de ahí que viene determinado por elementos que no quedan suficientemente claros, y requieren ser investigados. En ese contexto surge la necesidad de plantearse como lo establece (Real, 2016) las siguientes interrogantes: ¿El estudio es alcanzable en cuanto a sus requisitos? ¿El estudio es una replicación de otros proyectos? ¿Cuáles serán las implicaciones prácticas de mi estudio? ¿Sus resultados aportarían al conocimiento? Considerando estas claves, podremos forjar un proyecto que despliegue un invaluable aporte a la sociedad. (O)

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