El Estado violador

MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Más allá de lo pegajosa o cansina que pueda resultar la tonada de moda, creada y llevada a la fama por el colectivo Lastesis de Chile, su letra debe ser material de análisis para quienes hasta hoy solo han visto a un grupo de mujeres que luchan por sus derechos a través de estrategias bastante desfavorables para los fines que persiguen.

Esta cancioncilla debe ser por sobre todo un llamado de atención para las políticas de estado respecto a la seguridad no solo de mujeres, sino de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, quienes ahora más que nunca nos vemos en completo estado de indefensión frente al quemeimportismo de la autoridad y de las leyes que en poco o nada nos protegen.

Muchos podemos reconocernos en sus letras, más allá de una ideología, que posiblemente no sea compatible con nuestro pensar y sentir. Es así como debo confesar que me siento muy poco identificada con la tesis feminista. Pero, si siento como los derechos y garantías cada día son más vulnerados por una delincuencia que no nos da tregua, y por el marcado exceso de violencia que no mide madre, padre o abuelos. Violencia que se ha ensañado contra nuestros niños y niñas vejándolos en su inocencia.

Violencia que ha encontrado un aliado reconocido en el estado, quien con sus leyes ha permitido hacer tanto o más daño que el mismo delincuente.

Por lo expuesto sí puedo señalar y apuntar una y mil veces a un estado que cada día viola nuestros derechos y cierra los ojos frente a terribles realidades. Estado ciego en favor de la injusticia que le rinde pleitesía a la desvergüenza y a la coima. Este Estado que señala a la víctima por existir y al delito como una acción lógica. Pero, qué jamás toca al ladronzuelo, al tramposo, al corruptor y peor al corrupto.

La culpa no es nuestra, no será ni donde estamos, ni si teníamos un teléfono o una cartera. Criminal es el que ataca y mil veces violador y asesino el que los protege.

[email protected]

MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Más allá de lo pegajosa o cansina que pueda resultar la tonada de moda, creada y llevada a la fama por el colectivo Lastesis de Chile, su letra debe ser material de análisis para quienes hasta hoy solo han visto a un grupo de mujeres que luchan por sus derechos a través de estrategias bastante desfavorables para los fines que persiguen.

Esta cancioncilla debe ser por sobre todo un llamado de atención para las políticas de estado respecto a la seguridad no solo de mujeres, sino de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, quienes ahora más que nunca nos vemos en completo estado de indefensión frente al quemeimportismo de la autoridad y de las leyes que en poco o nada nos protegen.

Muchos podemos reconocernos en sus letras, más allá de una ideología, que posiblemente no sea compatible con nuestro pensar y sentir. Es así como debo confesar que me siento muy poco identificada con la tesis feminista. Pero, si siento como los derechos y garantías cada día son más vulnerados por una delincuencia que no nos da tregua, y por el marcado exceso de violencia que no mide madre, padre o abuelos. Violencia que se ha ensañado contra nuestros niños y niñas vejándolos en su inocencia.

Violencia que ha encontrado un aliado reconocido en el estado, quien con sus leyes ha permitido hacer tanto o más daño que el mismo delincuente.

Por lo expuesto sí puedo señalar y apuntar una y mil veces a un estado que cada día viola nuestros derechos y cierra los ojos frente a terribles realidades. Estado ciego en favor de la injusticia que le rinde pleitesía a la desvergüenza y a la coima. Este Estado que señala a la víctima por existir y al delito como una acción lógica. Pero, qué jamás toca al ladronzuelo, al tramposo, al corruptor y peor al corrupto.

La culpa no es nuestra, no será ni donde estamos, ni si teníamos un teléfono o una cartera. Criminal es el que ataca y mil veces violador y asesino el que los protege.

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MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Más allá de lo pegajosa o cansina que pueda resultar la tonada de moda, creada y llevada a la fama por el colectivo Lastesis de Chile, su letra debe ser material de análisis para quienes hasta hoy solo han visto a un grupo de mujeres que luchan por sus derechos a través de estrategias bastante desfavorables para los fines que persiguen.

Esta cancioncilla debe ser por sobre todo un llamado de atención para las políticas de estado respecto a la seguridad no solo de mujeres, sino de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, quienes ahora más que nunca nos vemos en completo estado de indefensión frente al quemeimportismo de la autoridad y de las leyes que en poco o nada nos protegen.

Muchos podemos reconocernos en sus letras, más allá de una ideología, que posiblemente no sea compatible con nuestro pensar y sentir. Es así como debo confesar que me siento muy poco identificada con la tesis feminista. Pero, si siento como los derechos y garantías cada día son más vulnerados por una delincuencia que no nos da tregua, y por el marcado exceso de violencia que no mide madre, padre o abuelos. Violencia que se ha ensañado contra nuestros niños y niñas vejándolos en su inocencia.

Violencia que ha encontrado un aliado reconocido en el estado, quien con sus leyes ha permitido hacer tanto o más daño que el mismo delincuente.

Por lo expuesto sí puedo señalar y apuntar una y mil veces a un estado que cada día viola nuestros derechos y cierra los ojos frente a terribles realidades. Estado ciego en favor de la injusticia que le rinde pleitesía a la desvergüenza y a la coima. Este Estado que señala a la víctima por existir y al delito como una acción lógica. Pero, qué jamás toca al ladronzuelo, al tramposo, al corruptor y peor al corrupto.

La culpa no es nuestra, no será ni donde estamos, ni si teníamos un teléfono o una cartera. Criminal es el que ataca y mil veces violador y asesino el que los protege.

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MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

Más allá de lo pegajosa o cansina que pueda resultar la tonada de moda, creada y llevada a la fama por el colectivo Lastesis de Chile, su letra debe ser material de análisis para quienes hasta hoy solo han visto a un grupo de mujeres que luchan por sus derechos a través de estrategias bastante desfavorables para los fines que persiguen.

Esta cancioncilla debe ser por sobre todo un llamado de atención para las políticas de estado respecto a la seguridad no solo de mujeres, sino de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, quienes ahora más que nunca nos vemos en completo estado de indefensión frente al quemeimportismo de la autoridad y de las leyes que en poco o nada nos protegen.

Muchos podemos reconocernos en sus letras, más allá de una ideología, que posiblemente no sea compatible con nuestro pensar y sentir. Es así como debo confesar que me siento muy poco identificada con la tesis feminista. Pero, si siento como los derechos y garantías cada día son más vulnerados por una delincuencia que no nos da tregua, y por el marcado exceso de violencia que no mide madre, padre o abuelos. Violencia que se ha ensañado contra nuestros niños y niñas vejándolos en su inocencia.

Violencia que ha encontrado un aliado reconocido en el estado, quien con sus leyes ha permitido hacer tanto o más daño que el mismo delincuente.

Por lo expuesto sí puedo señalar y apuntar una y mil veces a un estado que cada día viola nuestros derechos y cierra los ojos frente a terribles realidades. Estado ciego en favor de la injusticia que le rinde pleitesía a la desvergüenza y a la coima. Este Estado que señala a la víctima por existir y al delito como una acción lógica. Pero, qué jamás toca al ladronzuelo, al tramposo, al corruptor y peor al corrupto.

La culpa no es nuestra, no será ni donde estamos, ni si teníamos un teléfono o una cartera. Criminal es el que ataca y mil veces violador y asesino el que los protege.

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