Lo vivido

Richard E. Ruiz O.

En este fin de año es necesario reflexionar sobre lo vivido. Aunque nos hagan coincidir el imaginario nacimiento de Jesucristo con la época del año, en la que más vendieron los mercaderes y a los que evitaba Jesucristo debemos ir más allá. Todos caímos en la misma trampa, alimentamos el consumismo y la acumulación, muchos se jactaron de su poder adquisitivo, de lo magnánimos y “generosos” que son, o bastaría mirar las redes sociales de algunos “samaritanos”. Al final del día son las grandes transnacionales las que están felices porque pese a estar en un estado de “crisis”, hasta las familias más pobres prefirieron entregar su último centavo. Hoy más que nunca algunos se hacen los fraternos a cambio de ganarse los “votos” de unos cuantos.

Termina el año 2018, y no consiguen andar por el mundo sobre todo algunos políticos, ya que el miedo puede más que las certezas. En fin, lo que nos queda de este año son una infinidad de experiencias. Hemos alcanzado logros e ideas tangibles, pero también con él, se van muchas de las expectativas no cumplidas. En la rueda de la vida, donde todos participamos, algunos ganamos y otros perdemos. Es necesario empezar el nuevo año 2019 con actitud renovada, hay que cultivar los sueños hasta que esos sueños se apoderen de nuestra propia realidad. En esta vida se suma y se resta, se sube y se baja, se nace y se muere. Ya lo decía Benedetti: “Preciso tiempo, necesito ese tiempo que otros dejan abandonado porque les sobra o ya no saben qué hacer con él tiempo”.

A todos mis lectores, amigos, familiares, compañeros, colegas, panas, cuates, ‘brothers’, simpatizantes, vecinos, contreras y conocidos, les deseo un Feliz Año venidero, lleno de abrazos, sonrisas, buenas charlas, buen café. Recuerden que el lobo siempre será malo, si caperucita es quien cuenta la historia. Cambio y fuera. (O)

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