La ONU: ¿el fin de un ciclo?

Ugo Stornaiolo

Las Naciones Unidas fueron creadas en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, para evitar conflictos que alteren la paz mundial, en plena Guerra Fría, cuando el mundo capitalista (liderado por EE. UU.) y el socialista (por la URSS) se enfrentaban.

Su origen: las conferencias de Yalta y San Francisco, por iniciativa de los líderes de los países ganadores de la guerra. Sustituyó a la Sociedad de Naciones, establecida en 1919, que fue eclipsándose tras la crisis de los 30, el nazismo y la segunda guerra mundial. Tras la conflagración, la ONU apoyó el Plan Marshall para reconstruir Europa y fueron creados el FMI y el Banco Mundial, tan denigrados actualmente.

La Carta de la ONU buscaba evitarlos, pero, tras su aparición, el mundo ha sufrido conflictos de alta y baja intensidad (la guerra de Corea, invasiones soviéticas o la revolución de Mao en China). EE. UU., Rusia y China tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad (instancia de decisión), pero lo han desoído para intervenir militarmente en otros países (la guerra del Golfo en 1991 -protagonizada por los estadounidenses- o la intervención soviética en Afganistán en los 80).

No se cumplen los objetivos y propósitos enunciados en la Carta de la ONU. No existen paz ni seguridad internacionales. Surgen conflictos y los esfuerzos para mediarlos y terminarlos, a cargo del organismo internacional, son peores que la propia crisis.

No se entiende cómo Cuba y Venezuela integran el Consejo de Derechos Humanos, siendo países que los violan constantemente, mientras EE. UU. no cumple sus obligaciones financieras. La ONU se debate entre la inconsistencia de sus postulados y su poca capacidad para mediar conflictos (cuestionable su rol reciente en Ecuador y en Chile).

¿Reforma o nuevo organismo? Hay que ordenar la casa, racionalizar recursos, reducir tropas en misiones de paz, menos burocracia y cambiar el Consejo de Seguridad, quitando el poder de veto a las potencias. La ONU falla porque hay conflictos étnicos, religiosos y regionales, no previstos por la Carta (art. 33), donde se establece como conflicto, “aquel que ponga en peligro la paz y la seguridad internacionales”.

[email protected]

Ugo Stornaiolo

Las Naciones Unidas fueron creadas en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, para evitar conflictos que alteren la paz mundial, en plena Guerra Fría, cuando el mundo capitalista (liderado por EE. UU.) y el socialista (por la URSS) se enfrentaban.

Su origen: las conferencias de Yalta y San Francisco, por iniciativa de los líderes de los países ganadores de la guerra. Sustituyó a la Sociedad de Naciones, establecida en 1919, que fue eclipsándose tras la crisis de los 30, el nazismo y la segunda guerra mundial. Tras la conflagración, la ONU apoyó el Plan Marshall para reconstruir Europa y fueron creados el FMI y el Banco Mundial, tan denigrados actualmente.

La Carta de la ONU buscaba evitarlos, pero, tras su aparición, el mundo ha sufrido conflictos de alta y baja intensidad (la guerra de Corea, invasiones soviéticas o la revolución de Mao en China). EE. UU., Rusia y China tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad (instancia de decisión), pero lo han desoído para intervenir militarmente en otros países (la guerra del Golfo en 1991 -protagonizada por los estadounidenses- o la intervención soviética en Afganistán en los 80).

No se cumplen los objetivos y propósitos enunciados en la Carta de la ONU. No existen paz ni seguridad internacionales. Surgen conflictos y los esfuerzos para mediarlos y terminarlos, a cargo del organismo internacional, son peores que la propia crisis.

No se entiende cómo Cuba y Venezuela integran el Consejo de Derechos Humanos, siendo países que los violan constantemente, mientras EE. UU. no cumple sus obligaciones financieras. La ONU se debate entre la inconsistencia de sus postulados y su poca capacidad para mediar conflictos (cuestionable su rol reciente en Ecuador y en Chile).

¿Reforma o nuevo organismo? Hay que ordenar la casa, racionalizar recursos, reducir tropas en misiones de paz, menos burocracia y cambiar el Consejo de Seguridad, quitando el poder de veto a las potencias. La ONU falla porque hay conflictos étnicos, religiosos y regionales, no previstos por la Carta (art. 33), donde se establece como conflicto, “aquel que ponga en peligro la paz y la seguridad internacionales”.

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Ugo Stornaiolo

Las Naciones Unidas fueron creadas en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, para evitar conflictos que alteren la paz mundial, en plena Guerra Fría, cuando el mundo capitalista (liderado por EE. UU.) y el socialista (por la URSS) se enfrentaban.

Su origen: las conferencias de Yalta y San Francisco, por iniciativa de los líderes de los países ganadores de la guerra. Sustituyó a la Sociedad de Naciones, establecida en 1919, que fue eclipsándose tras la crisis de los 30, el nazismo y la segunda guerra mundial. Tras la conflagración, la ONU apoyó el Plan Marshall para reconstruir Europa y fueron creados el FMI y el Banco Mundial, tan denigrados actualmente.

La Carta de la ONU buscaba evitarlos, pero, tras su aparición, el mundo ha sufrido conflictos de alta y baja intensidad (la guerra de Corea, invasiones soviéticas o la revolución de Mao en China). EE. UU., Rusia y China tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad (instancia de decisión), pero lo han desoído para intervenir militarmente en otros países (la guerra del Golfo en 1991 -protagonizada por los estadounidenses- o la intervención soviética en Afganistán en los 80).

No se cumplen los objetivos y propósitos enunciados en la Carta de la ONU. No existen paz ni seguridad internacionales. Surgen conflictos y los esfuerzos para mediarlos y terminarlos, a cargo del organismo internacional, son peores que la propia crisis.

No se entiende cómo Cuba y Venezuela integran el Consejo de Derechos Humanos, siendo países que los violan constantemente, mientras EE. UU. no cumple sus obligaciones financieras. La ONU se debate entre la inconsistencia de sus postulados y su poca capacidad para mediar conflictos (cuestionable su rol reciente en Ecuador y en Chile).

¿Reforma o nuevo organismo? Hay que ordenar la casa, racionalizar recursos, reducir tropas en misiones de paz, menos burocracia y cambiar el Consejo de Seguridad, quitando el poder de veto a las potencias. La ONU falla porque hay conflictos étnicos, religiosos y regionales, no previstos por la Carta (art. 33), donde se establece como conflicto, “aquel que ponga en peligro la paz y la seguridad internacionales”.

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Ugo Stornaiolo

Las Naciones Unidas fueron creadas en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, para evitar conflictos que alteren la paz mundial, en plena Guerra Fría, cuando el mundo capitalista (liderado por EE. UU.) y el socialista (por la URSS) se enfrentaban.

Su origen: las conferencias de Yalta y San Francisco, por iniciativa de los líderes de los países ganadores de la guerra. Sustituyó a la Sociedad de Naciones, establecida en 1919, que fue eclipsándose tras la crisis de los 30, el nazismo y la segunda guerra mundial. Tras la conflagración, la ONU apoyó el Plan Marshall para reconstruir Europa y fueron creados el FMI y el Banco Mundial, tan denigrados actualmente.

La Carta de la ONU buscaba evitarlos, pero, tras su aparición, el mundo ha sufrido conflictos de alta y baja intensidad (la guerra de Corea, invasiones soviéticas o la revolución de Mao en China). EE. UU., Rusia y China tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad (instancia de decisión), pero lo han desoído para intervenir militarmente en otros países (la guerra del Golfo en 1991 -protagonizada por los estadounidenses- o la intervención soviética en Afganistán en los 80).

No se cumplen los objetivos y propósitos enunciados en la Carta de la ONU. No existen paz ni seguridad internacionales. Surgen conflictos y los esfuerzos para mediarlos y terminarlos, a cargo del organismo internacional, son peores que la propia crisis.

No se entiende cómo Cuba y Venezuela integran el Consejo de Derechos Humanos, siendo países que los violan constantemente, mientras EE. UU. no cumple sus obligaciones financieras. La ONU se debate entre la inconsistencia de sus postulados y su poca capacidad para mediar conflictos (cuestionable su rol reciente en Ecuador y en Chile).

¿Reforma o nuevo organismo? Hay que ordenar la casa, racionalizar recursos, reducir tropas en misiones de paz, menos burocracia y cambiar el Consejo de Seguridad, quitando el poder de veto a las potencias. La ONU falla porque hay conflictos étnicos, religiosos y regionales, no previstos por la Carta (art. 33), donde se establece como conflicto, “aquel que ponga en peligro la paz y la seguridad internacionales”.

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