La demagogia y la ignorancia

No es aventurado afirmar que el populismo, en el cual ha estado sumido el país por años, y no solo en tiempos de Correa, tiene una gran responsabilidad en los brotes de violencia social, irrespeto a la autoridad, criminalidad creciente y deterioro de la familia como institución reguladora y definidora del comportamiento de sus miembros. Un fenómeno conectado, como por un sólido “cordón umbilical”, con la corrupción.

Una crisis con un componente moral profundo, diríase que sin fondo, del que tienen una enorme responsabilidad toda la clase política, bien por haber contribuido a ella, por su silencio cómplice y su decisión hipócrita de mirar hacia otro lado. Nuestra sociedad, en este sentido, padece un cáncer terminal. Este conjunto de elementos hizo que en 2019 nuestra convivencia tuviera alarmantes niveles de deterioro.

Todos ellos son indicadores fiables del retroceso democrático que vivimos. Se requiere de un gran pragmatismo para la construcción de una nueva política dirigida a paliar las causas profundas de esta gran tragedia. La demagogia y la ignorancia nos han conducido a este abismo. Cualesquiera que sean los errores y aciertos, no es tiempo de seguir mirándose el ombligo.

Hay que poner sobre la mesa, en un imprescindible ejercicio de transparencia, la economía real de los ciudadanos y de las empresas. Nadie ni nada están por encima o al margen de la Ley, si es que en verdad se respeta y acata la Constitución. La fortaleza de la democracia radica en la transparencia, la claridad y la verdad, todas ellas enemigas del populismo.


Los mundos nuevos debe ser vividos antes de ser explicados”. Alejo Carpentier Escritor cubano (1904-1980)

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”. Francisco de Quevedo Escritor español (1580-1645)

No es aventurado afirmar que el populismo, en el cual ha estado sumido el país por años, y no solo en tiempos de Correa, tiene una gran responsabilidad en los brotes de violencia social, irrespeto a la autoridad, criminalidad creciente y deterioro de la familia como institución reguladora y definidora del comportamiento de sus miembros. Un fenómeno conectado, como por un sólido “cordón umbilical”, con la corrupción.

Una crisis con un componente moral profundo, diríase que sin fondo, del que tienen una enorme responsabilidad toda la clase política, bien por haber contribuido a ella, por su silencio cómplice y su decisión hipócrita de mirar hacia otro lado. Nuestra sociedad, en este sentido, padece un cáncer terminal. Este conjunto de elementos hizo que en 2019 nuestra convivencia tuviera alarmantes niveles de deterioro.

Todos ellos son indicadores fiables del retroceso democrático que vivimos. Se requiere de un gran pragmatismo para la construcción de una nueva política dirigida a paliar las causas profundas de esta gran tragedia. La demagogia y la ignorancia nos han conducido a este abismo. Cualesquiera que sean los errores y aciertos, no es tiempo de seguir mirándose el ombligo.

Hay que poner sobre la mesa, en un imprescindible ejercicio de transparencia, la economía real de los ciudadanos y de las empresas. Nadie ni nada están por encima o al margen de la Ley, si es que en verdad se respeta y acata la Constitución. La fortaleza de la democracia radica en la transparencia, la claridad y la verdad, todas ellas enemigas del populismo.


Los mundos nuevos debe ser vividos antes de ser explicados”. Alejo Carpentier Escritor cubano (1904-1980)

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”. Francisco de Quevedo Escritor español (1580-1645)

No es aventurado afirmar que el populismo, en el cual ha estado sumido el país por años, y no solo en tiempos de Correa, tiene una gran responsabilidad en los brotes de violencia social, irrespeto a la autoridad, criminalidad creciente y deterioro de la familia como institución reguladora y definidora del comportamiento de sus miembros. Un fenómeno conectado, como por un sólido “cordón umbilical”, con la corrupción.

Una crisis con un componente moral profundo, diríase que sin fondo, del que tienen una enorme responsabilidad toda la clase política, bien por haber contribuido a ella, por su silencio cómplice y su decisión hipócrita de mirar hacia otro lado. Nuestra sociedad, en este sentido, padece un cáncer terminal. Este conjunto de elementos hizo que en 2019 nuestra convivencia tuviera alarmantes niveles de deterioro.

Todos ellos son indicadores fiables del retroceso democrático que vivimos. Se requiere de un gran pragmatismo para la construcción de una nueva política dirigida a paliar las causas profundas de esta gran tragedia. La demagogia y la ignorancia nos han conducido a este abismo. Cualesquiera que sean los errores y aciertos, no es tiempo de seguir mirándose el ombligo.

Hay que poner sobre la mesa, en un imprescindible ejercicio de transparencia, la economía real de los ciudadanos y de las empresas. Nadie ni nada están por encima o al margen de la Ley, si es que en verdad se respeta y acata la Constitución. La fortaleza de la democracia radica en la transparencia, la claridad y la verdad, todas ellas enemigas del populismo.


Los mundos nuevos debe ser vividos antes de ser explicados”. Alejo Carpentier Escritor cubano (1904-1980)

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”. Francisco de Quevedo Escritor español (1580-1645)

No es aventurado afirmar que el populismo, en el cual ha estado sumido el país por años, y no solo en tiempos de Correa, tiene una gran responsabilidad en los brotes de violencia social, irrespeto a la autoridad, criminalidad creciente y deterioro de la familia como institución reguladora y definidora del comportamiento de sus miembros. Un fenómeno conectado, como por un sólido “cordón umbilical”, con la corrupción.

Una crisis con un componente moral profundo, diríase que sin fondo, del que tienen una enorme responsabilidad toda la clase política, bien por haber contribuido a ella, por su silencio cómplice y su decisión hipócrita de mirar hacia otro lado. Nuestra sociedad, en este sentido, padece un cáncer terminal. Este conjunto de elementos hizo que en 2019 nuestra convivencia tuviera alarmantes niveles de deterioro.

Todos ellos son indicadores fiables del retroceso democrático que vivimos. Se requiere de un gran pragmatismo para la construcción de una nueva política dirigida a paliar las causas profundas de esta gran tragedia. La demagogia y la ignorancia nos han conducido a este abismo. Cualesquiera que sean los errores y aciertos, no es tiempo de seguir mirándose el ombligo.

Hay que poner sobre la mesa, en un imprescindible ejercicio de transparencia, la economía real de los ciudadanos y de las empresas. Nadie ni nada están por encima o al margen de la Ley, si es que en verdad se respeta y acata la Constitución. La fortaleza de la democracia radica en la transparencia, la claridad y la verdad, todas ellas enemigas del populismo.


Los mundos nuevos debe ser vividos antes de ser explicados”. Alejo Carpentier Escritor cubano (1904-1980)

Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”. Francisco de Quevedo Escritor español (1580-1645)