La esperanza es exigua

El 2019 está marcado por las protestas y el vandalismo de octubre. Fue un antes y un después en la vida política, económica y social del país. Muertos, heridos, el país paralizado, cuantiosos daños a la propiedad pública y a la privada, fueron el saldo de la tragedia. El intento de quitar los subsidios a la gasolina extra y al diésel sirvió de detonante de estos hechos violentos sin precedentes en el país.

Lo ocurrido entonces y los numerosos casos de corrupción aún no los esclarece nuestro sistema judicial. Quienes durante el correísmo se burlaban y pisoteaban las normas del Estado de Derecho y el llamado debido proceso, ahora los utilizan como escudos protectores y de ocultamiento de sus fechorías. En tanto, los “peces gordos”, los principales responsables, viven exilios dorados.

No acabamos de salir de una vez escabroso túnel de la crisis económica. El desempleo y los empleos inadecuados alcanzan cifras alarmantes, nunca antes registradas. El endeudamiento público va en espiral, no solo con las insti-tuciones financieras multilaterales, sino por las obligaciones adquiridas con China y Tailandia que comprometen gran parte del petróleo que se produce.

Poco ha podido hacer para edulcorar este escenario la propaganda gubernamental y los anuncios de una siempre “posible” inversión extranjera. Las caras sonrientes y las imágenes beatíficas en las cadenas nacionales no ocultan las páginas deplorables de lo vivido y sufrido por nuestra sociedad en este 2019. Como en el cierre de años anteriores, la esperanza de que el próximo sea mejor es exigua.

«Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas”.

Ovidio
Poeta latino (43 AC-17)

«El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización”.

Bertrand Russell
Filósofo, matemático y escritor británico (1872-1970)

El 2019 está marcado por las protestas y el vandalismo de octubre. Fue un antes y un después en la vida política, económica y social del país. Muertos, heridos, el país paralizado, cuantiosos daños a la propiedad pública y a la privada, fueron el saldo de la tragedia. El intento de quitar los subsidios a la gasolina extra y al diésel sirvió de detonante de estos hechos violentos sin precedentes en el país.

Lo ocurrido entonces y los numerosos casos de corrupción aún no los esclarece nuestro sistema judicial. Quienes durante el correísmo se burlaban y pisoteaban las normas del Estado de Derecho y el llamado debido proceso, ahora los utilizan como escudos protectores y de ocultamiento de sus fechorías. En tanto, los “peces gordos”, los principales responsables, viven exilios dorados.

No acabamos de salir de una vez escabroso túnel de la crisis económica. El desempleo y los empleos inadecuados alcanzan cifras alarmantes, nunca antes registradas. El endeudamiento público va en espiral, no solo con las insti-tuciones financieras multilaterales, sino por las obligaciones adquiridas con China y Tailandia que comprometen gran parte del petróleo que se produce.

Poco ha podido hacer para edulcorar este escenario la propaganda gubernamental y los anuncios de una siempre “posible” inversión extranjera. Las caras sonrientes y las imágenes beatíficas en las cadenas nacionales no ocultan las páginas deplorables de lo vivido y sufrido por nuestra sociedad en este 2019. Como en el cierre de años anteriores, la esperanza de que el próximo sea mejor es exigua.

«Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas”.

Ovidio
Poeta latino (43 AC-17)

«El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización”.

Bertrand Russell
Filósofo, matemático y escritor británico (1872-1970)

El 2019 está marcado por las protestas y el vandalismo de octubre. Fue un antes y un después en la vida política, económica y social del país. Muertos, heridos, el país paralizado, cuantiosos daños a la propiedad pública y a la privada, fueron el saldo de la tragedia. El intento de quitar los subsidios a la gasolina extra y al diésel sirvió de detonante de estos hechos violentos sin precedentes en el país.

Lo ocurrido entonces y los numerosos casos de corrupción aún no los esclarece nuestro sistema judicial. Quienes durante el correísmo se burlaban y pisoteaban las normas del Estado de Derecho y el llamado debido proceso, ahora los utilizan como escudos protectores y de ocultamiento de sus fechorías. En tanto, los “peces gordos”, los principales responsables, viven exilios dorados.

No acabamos de salir de una vez escabroso túnel de la crisis económica. El desempleo y los empleos inadecuados alcanzan cifras alarmantes, nunca antes registradas. El endeudamiento público va en espiral, no solo con las insti-tuciones financieras multilaterales, sino por las obligaciones adquiridas con China y Tailandia que comprometen gran parte del petróleo que se produce.

Poco ha podido hacer para edulcorar este escenario la propaganda gubernamental y los anuncios de una siempre “posible” inversión extranjera. Las caras sonrientes y las imágenes beatíficas en las cadenas nacionales no ocultan las páginas deplorables de lo vivido y sufrido por nuestra sociedad en este 2019. Como en el cierre de años anteriores, la esperanza de que el próximo sea mejor es exigua.

«Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas”.

Ovidio
Poeta latino (43 AC-17)

«El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización”.

Bertrand Russell
Filósofo, matemático y escritor británico (1872-1970)

El 2019 está marcado por las protestas y el vandalismo de octubre. Fue un antes y un después en la vida política, económica y social del país. Muertos, heridos, el país paralizado, cuantiosos daños a la propiedad pública y a la privada, fueron el saldo de la tragedia. El intento de quitar los subsidios a la gasolina extra y al diésel sirvió de detonante de estos hechos violentos sin precedentes en el país.

Lo ocurrido entonces y los numerosos casos de corrupción aún no los esclarece nuestro sistema judicial. Quienes durante el correísmo se burlaban y pisoteaban las normas del Estado de Derecho y el llamado debido proceso, ahora los utilizan como escudos protectores y de ocultamiento de sus fechorías. En tanto, los “peces gordos”, los principales responsables, viven exilios dorados.

No acabamos de salir de una vez escabroso túnel de la crisis económica. El desempleo y los empleos inadecuados alcanzan cifras alarmantes, nunca antes registradas. El endeudamiento público va en espiral, no solo con las insti-tuciones financieras multilaterales, sino por las obligaciones adquiridas con China y Tailandia que comprometen gran parte del petróleo que se produce.

Poco ha podido hacer para edulcorar este escenario la propaganda gubernamental y los anuncios de una siempre “posible” inversión extranjera. Las caras sonrientes y las imágenes beatíficas en las cadenas nacionales no ocultan las páginas deplorables de lo vivido y sufrido por nuestra sociedad en este 2019. Como en el cierre de años anteriores, la esperanza de que el próximo sea mejor es exigua.

«Así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se corrompen las aguas si están quedas”.

Ovidio
Poeta latino (43 AC-17)

«El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización”.

Bertrand Russell
Filósofo, matemático y escritor británico (1872-1970)