Precandidatos: baratillo de ofertas

Ugo Stornaiolo

Con las elecciones del 2021 cerca, inquieta observar personajes que quieren llegar a Carondelet, con un país en crisis, pero con deseos de alcanzar el poder. Desde la derecha surgen Jaime Nebot (no se decide) y Guillermo Lasso (hace campaña desde las elecciones del 2017). Falta saber si la denominada “nueva derecha” tendrá candidato. Otros nombres que aparecen son los de Andrés Páez y Mae Montaño.

Hay dos precandidatos de movimientos cristianos evangélicos: uno es Marcel Jiménez y el otro es Gerson Almeida, presencias novedosas en la política. Desde el gobierno se trata de posicionar al vicepresidente Sonnenholzner y a la ministra Romo, que serían meros participantes.

Desde el populismo del pasado aparecen dos exmandatarios: Lucio Gutiérrez y Abdalá Bucaram, junto con el expresidente del club de fútbol Barcelona de Guayaquil, Isidro Romero (excuñado del eterno candidato Álvaro Noboa), queriendo atraer a fanáticos nostálgicos de ese equipo.

Desde sectores sociales e indígenas se confirma a Jaime Vargas, Leonidas Iza y Carlos ‘Yaku’ Pérez, protagonistas de las revueltas de octubre. Basta saber si los hechos que los hicieron conocer serán los que los condenen en las urnas.

Desde el correísmo, los nombres de Paola Pabón (prefecta de Pichincha con grillete) Xavier Lasso (discreto periodista, portavoz de Correa), Carlos Rabascall (otro vocero de Correa en el pasado) y Bolívar Armijos (desconocido orense que quiere de binomio al mismo expresidente). En la difusa ‘centro izquierda’, Gustavo Larrea sigue indeciso.

Hasta escribir el artículo había 21 candidatos, que producirán dispersión en los votantes, con dificultades para hacer debates, recolectar firmas y presentar -copiar o reciclar, qué más da- programas de gobierno de otros países u otros tiempos. Puede surgir un outsider de ‘último minuto’, con ínfulas de sabelotodo y habilidades para ‘dorar la píldora’, como Correa en 2006.

Brotarán líderes y mensajes mesiánicos, ofertas demagógicas, ofreciendo el cielo a los votantes, mientras el CNE (que debería ser el garante de la transparencia electoral) está en pugna, precisamente por falta de pulcritud en la elección de 2019.

El real peligro es que el populismo mantenga el 20% de voto duro, sea quien sea su candidato (del correísmo o en alianza). Y con tanta propagación de candidatos surjan, a última hora, otros Yundas, Pabones, Orlandos (actual prefecto de Manabí), “pequeños correítas”, el mismo Correa o su hermana y den la sorpresa. Hay tiempo para evitarlo.

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