Conflicto de nuestra democracia

Cerca de trescientos partidos y movimientos políticos están habilitados para participar en las próximas elecciones. Dos docenas de partidos y movimientos nacionales se cuentan entre ellos, según informó el Consejo Nacional Electoral. La atomización del electorado es, quizás, el primer resultado de la contienda. En esta oportunidad, lo único que se les garantiza a los ciudadanos es una participación que, además, es obligatoria.

Las fronteras políticas también se muestran difusas y confusas. Lo son, aún más, en las provincias, cantones y parroquias. Los “cambios de camiseta” de las figuras políticas hasta ahora visibles, parecen apuntar en esa dirección. Podrían parangonarse los próximos comicios como un muestrario de “comida rápida”, solo basado en la legitimación por la vía de las urnas, si es que se garantiza un juego limpio.

El Ejecutivo y el Legislativo próximos se lograrán con un mejor equilibrio entre valores diversos y contrapuestos: un momento de conflicto y otro de cooperación, uno de acuerdo y otro de desacuerdo. Precisamente en eso consiste también la parte conflictiva de nuestra renqueante democracia. Como hasta ahora, las cosas pueden estropearse si alguno de esos elementos se toma aisladamente o se exagera.

Sin embargo, hay que velar por una real separación de poderes y la igualdad ciudadana ante la Ley es indispensable. Sin estos dos factores en la balanza, cualquier “apagón”, bien sea democrático o informático podría volver por sus fueros. El forcejeo dentro y fuera del Consejo por ganar una mayoría es el termómetro que refleja la temperatura del próximo enfrentamiento político (que no ideológico) en las urnas.


Debemos obrar como hombres de pensamiento; debemos pensar como hombres de acción”. Henri Bergson Filósofo francés (1859-1941)

Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben”. William Faulkner Escritor estadounidense(1897-1962)