Pablo Ortiz Muñoz
El honor en la actualidad es una cualidad destacable en muy pocas personas. Desde una visión amplia, para muchos algo conservadora, este se define como el respeto que como individuos debemos procurar a las normas de la moralidad establecidas en la sociedad y la aceptación de las mismas. Es decir, hace referencia a lo que se considera correcto (La Guía, 2009).
El honor es voluntario, por lo tanto, no depende de las decisiones de otras personas. Esta cualidad se identifica con las acciones y las actitudes que demuestra una persona ante la sociedad. Alguien que se comporta mal y con esto daña a otros individuos, carece de honor. Desde lo descrito, en la actual sociedad el término honor se ha convertido en un interfecto olvidado, cuya mal oliente putrefacción, no permite al más infranqueable olfato una leve inhalación.
Serdán (2014) afirma que el sentido de la dignidad y el honor está extraviado. Lo que se valora en la actual sociedad no está a la altura de la dignidad y del honor de las personas, ya que ni siquiera lo más elemental, que es la vida, es vista con respeto. Sin lugar a dudas no existe preámbulo que pueda negar esta descripción de la actual sociedad, con respecto al honor. Solo imaginen la clase política que nos representa.
Escobar (2019) afirma que las reglas del Código de Honor de la vieja clase política, era el respeto irrestricto a la familia. Pero que en la actualidad los políticos se han vuelto inconfiables y carentes de formación ideológica, cambian de partido, como cambiar de camisa y lo único que les interesa es el poder político y económico, aún a costa de pisotear valores y principios ideológicos, o lastimar a cualquier individuo o individuos que sean contrarios a sus intereses.
Si analizamos detenidamente es sorprendente la falta de honor con que se maneja nuestra clase política, imaginemos al asambleísta Pabel Muñoz hablar de economía, si tuviera honor hablaría de corrupción, pero lamentablemente ese concepto no encaja en su visión. Es lamentable que un Código de Honor tenga más importancia entre delincuentes y narcotraficantes, que entre políticos. (O)