Libertad para Assange

Rodrigo Santillán Peralbo

El paradigma de la democracia mundial, del respeto a los Derechos Humanos y libertades, sede del capitalismo global, condena la libertad de expresión del pensamiento y el derecho de los pueblos a la información. EE.UU. ordena al Reino Unido le otorgue la extradición del activista Julian Assange para que sea juzgado y condenado a pena de muerte o a 175 años de cárcel por haber cometido el delito de revelar graves crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, torturar y desaparecer personas en Irak y Afganistán, en Guantánamo de Cuba y en todo el mundo.

Denunciar es peligroso, mucho más si la primera potencia mundial se siente descubierta por miles de documentos militares y diplomáticos sobre millares de crímenes de guerra y lesa humanidad. EE.UU. inventó acusar a Assange de espionaje y fraude informativo, pero, en realidad, quiere tener un trofeo político y gritarles a los periodistas que no se metan con los secretos del todopoderoso imperio.

El director de WikiLeaks ha recibido trascendentes premios de periodismo en toda la Tierra. Periodistas de Europa, Asia, América, Australia y África advierten que: “Si el Gobierno de EE.UU. puede procesar a Julian Assange por publicar documentos clasificados, despejará el camino para que los gobiernos enjuicien a periodistas en cualquier parte del mundo”.

En un editorial, el diario Le Monde Diplomatique advertía: “La persecución al señor. Assange por parte de las autoridades estadounidenses se ve alentada por la cobardía de los periodistas que lo abandonan a su suerte, e incluso se deleitan con su desgracia”, en tanto que, un llamado de diversas organizaciones intercontinentales de periodistas afirma: “Los tiempos peligrosos exigen un periodismo valiente”.

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