Giovanni Carrión Cevallos
La expansión del coronavirus (covid-19) a nivel planetario podría tener un impacto de enorme magnitud en la comunidad internacional no solamente en términos de salud pública (lo cual resulta altamente preocupante), sino también en lo referente a la actividad económica ya que en la medida que la propagación de esta epidemia no pueda ser contenida a tiempo, afectará –como ya está sucediendo- a sectores como la industria manufacturera, energía, servicios, turismo, etc. En efecto, la propia OCDE proyecta una variación del -0,5% en el crecimiento de la economía mundial como resultado de estos episodios que mantienen en incertidumbre a la población y a los mercados que reaccionan con nerviosismo.
Ciertamente, el hecho que la China se haya visto obligada a atener el brote del virus en su territorio y con ello el cierre temporal de fábricas y empresas y la consecuente caída de las exportaciones, así como el confinamiento forzoso de personas, etc., determina una sensible reducción en la demanda de bienes y servicios lo cual incide negativamente en el resto del mundo y más aún en economías como la ecuatoriana que mantiene una fuerte dependencia en materia de comercio exterior y de financiamiento con el gigante asiático.
En esas condiciones, si el covid-19 avanza indetenible en su expansión y se torna en pandemia, tendría efectos adversos, en general, para la economía mundial, pero sobre todo para los países pobres con limitada capacidad para enfrentar estos complejos problemas de salud.
Sin duda, los esfuerzos que realiza la sociedad científica para encontrar una vacuna son aplaudidos por todos quienes esperamos se encuentre una cura a este mal. Y desde luego, las farmacéuticas transnacionales se frotan las manos ya que detrás de esta tragedia hay un negocio que genera enormes ganancias. (O)
@giovannicarrion