Gran intelectual

Entre las noticias lamentables que llegan de Guayaquil, agobiada por el coronavirus, hay una que enluta a la cultura: la muerte de Rodrigo Pesántez Rodas, el 2 de abril.

Se trata de un personaje, nacido en Azogues, el 25 de junio de 1937, que, por mérito propio, dejó huella perdurable: doctor en Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, por más de cuatro décadas ejerció la docencia en la Universidad de Guayaquil, habiendo sido, además, profesor invitado en Columbia University o la Universidad de Minneapolis (Minnesota), ambas de los EE.UU.

El Frente de Afirmación Hispanista de México, A.C., le confirió el premio internacional José Vasconcelos’,1996; la Academia Sueca le invitó a proponer candidatos para el Premio Nobel de Literatura de 2002; trabajó para la Unesco en Europa; la Casa de la Cultura le entregó su máxima Condecoración, en 1994 y la Academia Nacional de Historia, al reconocer sus méritos, le designó Miembro Honorario, en la Perla del Pacífico, en 2019.

Autor de libros de obligada consulta; por su número, la reseña no alcanza en una columna periodística, por ello hago únicamente remembranza al último: ‘Panorama del ensayo en el Ecuador’, publicado inicialmente por la CCE, Quito,2017 y, luego, en Madrid, en la colección Textos Hispanoamericanos, en septiembre del 2019, en donde quedaron plasmadas, al igual que en sus otras producciones intelectuales, enorme versación, honestidad en el análisis y afilada pluma.

Ante la cercanía de la muerte, inspirado por su esencia poética pidió que sus cenizas sean depositadas en el mar de Olón y el río Guayas.

[email protected]