Hablen menos y hagan más

El Gobierno no puede enfrentar a la emergencia. Señales hay de sobra, pero nadie quiere aceptar responsabilidades o dar soluciones. Sí, prácticamente después de un mes, muchos hospitales siguen desbordados; no hay muchas medicinas; se pierden cadáveres; no hay puestos en los cementerios y se siguen ocultando las cifras reales de fallecidos.

Además, hay falta de coordinación entre instituciones del Gobierno y locales. En el cruce de declaraciones entre el vicepresidente, Otto Sonnenholzner, y la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, es ya conocido lo que le dice el segundo Mandatario: “hablar menos y hacer más”. Temeraria muestra de cinismo desde un Gobierno que, precisamente, se ha dedicado al anuncio y a las promesas incumplidas.

Lo mismo ya había pasado entre la ministra María Paula Romo y el alcalde de Quito, Jorge Yunda, y todos sabemos cómo acabó: el burgomaestre sigue dándole clases de manejo de crisis a todo el gabinete de Moreno junto que, por cierto, sigue confiando en libretos de comunicación caducos. Ni los que damos seguimientos a las noticias ya podemos con tantos voceros y con tantas contradicciones que solo aportan más caos e incertidumbre.

Pero lo que más duele es que las críticas son vistas como posturas correístas y no se entiende que el verdadero enemigo es el caos. Hay que evitar a toda costa que la emergencia se salga de control, más de lo que ya ha ocurrido.

El Estado no va a poder seguir sosteniendo esta crisis, si sigue manejándola bajo el mismo libreto: intentar convencernos con propaganda barata de que todo esté bien y bajo control. Esto, nadie se lo cree, pero parecen estar convencidos de que la gente así lo hace.

Pidan ayuda internacional. Pidan personal médico a cualquier país dispuesto. Concéntrense en cómo reactivar la economía y volver a la “casi normalidad”: todo lo demás no cuenta. ¡Qué tan alejados están de la realidad!

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