Delito aeronáutico

Por la enorme carga que trajo la plaga hay cosas que se buscan evadir, como la responsabilidad de la Alcaldesa de Guayaquil al ordenar el bloqueo del aeropuerto de esa ciudad, hecho que casi produce una catástrofe de proporciones, típica actitud de las elites no cultas.

El experto Maximiliano Naranjo dice que, cuando Noboa reformó la Ley de Aviación Civil, dio facultad a la iniciativa privada para la construcción y administración de los aeropuertos, pero reservo al Estado, la planificación, regulación y control de la aeronavegación civil en todo el territorio, de ahí que la autoridad aeroportuaria de Guayaquil, dependiente del Municipio, no es la autorizada, para poder designar rutas o señalar que aeropuertos puede utilizar una aeronave.

Para salir de tamaño error, la Alcaldesa se enfermó de “corona”, a la vez que, el Canciller salía en su auxilio tratando de arreglar a nivel internacional. Esto demuestra que como se ha señalado antes, este país no parece tener salida hacia una sólida integración nacional y se expresa en medio de la crisis, efervescencia política desbordada buscando agarrar la troncha sin medirse en nada.

Naranjo señala que, en casos extremos, el Art. 89 del Convenio de Chicago dictamina que, en situaciones de guerra o emergencia, las disposiciones del convenio no afectarán la libertad de acción de los “Estados”; por lo tanto, el Gobierno municipal administra el aeropuerto, pero no decide en situación emergente: para eso está el COE.

Son actitudes lamentables para una bella y dinámica ciudad, donde a la mayoría de ciudadanos pobres, que ganan el día a día, se los utiliza para los propósitos de estas elites migrantes que se hicieron ricas a costa de ellos.

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