Parecería que no hay conciencia en ciertos sectores del Ecuador sobre la dimensión de la crisis, peor aún, cuando la pandemia puede ser utilizada como trampolín político y juego pirotécnico. El país está quebrado como para resistir, una vez más, la disputa de irresponsables protagonismos. Es injustificable que tengamos que aprender a patadas y que la desgracia nos toque la puerta para cambiar de actitudes. Necesitamos un verdadero Pacto Social, así con mayúsculas. Y la primera condición para el efecto es que no queremos a los mismos, diciendo lo mismo para responder a los mismos intereses.
Solo basta recordar que hace cuatro años vivimos un terremoto y que hasta ahora no hemos resuelto las consecuencias del desastre. Miremos la realidad de Pedernales y Cojimíes para comprobarlo. ¿Por qué? El dinero que contribuimos en aquella época para apoyar a nuestros hermanos de Manabí y Esmeraldas se esfumó en corrupción e impunidad. Y los “ángeles de la guarda” que administraron la catástrofe no han rendido cuentas. El desfalco del erario público se convirtió en anécdota. Esto que sucedió no se puede repetir. Es impostergable el cambio, pero no de la mano de quienes han aplicado la misma receta desde el retorno a la democracia.
No hay que dejar de pensar en las dificultades del ahora, pero es impostergable comenzar a trabajar en los días que nos vienen y que ya están pisándonos los talones, es decir, es urgente una reforma constitucional para que haya menos asambleístas, que su pago sea por dietas y sesiones, más no por salarios, asimismo que se disminuya el número de asesores y los privilegios que tienen. La sociedad civil debe ser más exigente con quienes se presentan como candidatos para esta función del Estado. Los asambleístas deben rendir cuentas por lo menos dos veces al año.
Es primordial repensar la estructura del Estado. ¿Necesitamos prefecturas? Cuáles deben ser las correas de trasmisión entre el Estado y la sociedad cuando los partidos políticos no hacen lo suyo y actúan como corporaciones. Qué tipo de liderazgos necesitamos y cómo validarlos. Tareas urgentes.
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