El otro virus

Una situación que rompe las rutinas hace que los ánimos se agríen y hasta pueden producirse violencias. Los escenarios de confinamiento en los propios hogares, que vivimos en estos días, esas rutinas alteradas, de concurrir a los trabajos, de estar solamente unas ciertas horas en el hogar, de tal vez compartir una sola comida al día, se han visto trastrocadas ahora en que las familias se han visto forzadas a permanecer en los hogares.

Las familias y fundamentalmente las parejas que ya tienen situaciones de choque y de ruptura, ahora comparten espacios, muchas veces reducidos, lo que propicia los maltratos. Casi siempre hay una parte débil, la mujer.

La Defensoría Pública nos dice que las llamadas pidiendo auxilio y protección se han multiplicado y se relatan escenas y episodios intolerables. La prensa internacional y las redes sociales nos dicen que esta situación no es exclusiva de Ecuador, que también se reproduce en otros países y en otras latitudes.

Los especialistas han empezado a hablar ya de un “otro virus”, el que viene después de los problemas de salud y como consecuencia directa del encierro, y es el que tiene que ver con los problemas psicológicos, con la intolerancia, con el stress, con la imposibilidad de asumir las situaciones económicas que empeoran y se vuelven caóticas, así como el encierro, la falta de actividad.

Todas ellas son causas de desequilibrios, que no pueden encontrar ninguna justificación en el maltrato de quienes se encuentran compartiendo los mismos espacios, los aparatos electrónicos, la mesa, la televisión y sobre todo, la incertidumbre.

Habrá que prestar atención a esta secuela de la pandemia y presentarle guerra a la violencia y propiciar alternativas saludables al interior de los hogares.

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