Con ella

Los términos utilizados en varios países del mundo conjuran imágenes de catástrofe mundial. En Ecuador, para lidiar con la pandemia, se decretó estado de emergencia sanitaria. Muchos gobiernos, incluido el nuestro, gravitan hacia la reducción de libertades mientras diversas religiones ofrecen explicaciones de cómo lidiar con la incertidumbre.

Las recomendaciones sobre el uso de mascarilla, ha sido cambiante. Ahora recomiendan tanto a las personas sanas como a las enfermas, usar mascarillas básicas al salir a lugares públicos debido a que han surgido nuevas preocupaciones de que el coronavirus se transmite a través de personas infectadas que no presentan síntomas.

En el nuestro, si pone un pie fuera de casa, es obligatorio llevar mascarilla, caso contrario la multa afectará al bolsillo. En Bogotá no puede subir al sistema de transporte público sin ella. En Venezuela, a Nicolás Maduro se le ha visto dar discursos sin mascarilla. En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ahora recomiendan que, fuera de casa, todos vayan con la nariz y la boca cubiertas, aunque el primer mandatario ha expresado no necesitar.

El nivel de protección de una mascarilla, nunca es absoluto dice un artículo publicado en la revista British Medical Journal a partir de la experiencia acumulada durante la pandemia de la gripe A del 2009. El documento concluye que las mascarillas ofrecen protección a personas que conviven con portadores de infecciones respiratorias, pero solo si se utilizan correctamente, desde los primeros días de la enfermedad y se combinan con una adecuada higiene de manos.

De pronto este sencillo accesorio básico se convirtió en diamante para el mercado global de suministros médicos; las estafas proliferan y los precios de las mascarillas se disparan. La Contraloría General de nuestro país, determinó indicios de responsabilidad penal por el caso mascarillas del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. El ente gubernamental determinó que el precio fue superior a lo pagado por otras entidades públicas. “Por mascarillas tipo N95 se estableció una diferencia del 400%; en mascarillas quirúrgicas elástico tamaño estándar hay un incremento del 100%; en guantes de látex mediano del 253% y en guantes de látex talla grande el 81%”, se lee en el informe.
Para algunos, sumergirse en estadísticas y repetir frases como “aplanar la curva” tienen un efecto calmante: ayuda a comparar su realidad con la de otros países. Pero ni cuarentena, distanciamiento social, tasa de mortalidad, uso de mascarillas y guantes, surte el mismo efecto en todos los rincones del planeta.