El ausente

No es que no estuvimos preparados a la pandemia como dice Lenin Moreno sino que la cuarentena preventiva ‘apolítica’ oculta taras e incoherencias. Esa imprevisión del gobierno, omisiones y ausencias, que ayudan a sobrevivir al virus y extender la crisis. Tratar de cambiar para ‘bien’ funcionando mal, con bonos y propaganda; pagar la deuda externa, acabar la liquidez y enfrentarla con un personal sanitario sin mínimas condiciones de seguridad; o, mantener consulados y embajadas como monedas de cambio y reciclaje por la grotesca cuota política. El mayor desafío no es el feroz covid-19 sino la irresponsabilidad por decreto: analfabetismo, desempleo, hambre y miseria.

¿Negligencia? Un oficialismo repugnante, clon y comodín del dominio de banqueros y tecnócratas. Atado a la prensa televisiva egocentrista e insípida, que divulga cifras falsas ‘urbi et orbi’, confusión y ruido en formatos caducos. Esa pompa economicista de entregar dinero gratis sin plazas de empleo y anular la conciencia unitaria; el helicóptero desde el cielo lanza 60 dólares y propaganda tosca: trompetista destemplado en sinfonía de sordo-mudos. El objetivo: garantizar los intereses de las élites. En tierra: cadáveres dispersos, cementerios malolientes, hambruna desbocada, cárceles por estallar, niños analfabetos y viejos por enfermar y morir.

Sin duda, la dolorosa salida de la cuarentena y el tedioso aislamiento demandan programación, liderazgo, solidaridad, amor y sentido común; la vida doméstica y comunitaria cambia todo: trabajo, medios masivos, familia, cultura, religión, universidad… Reinventa la vida productiva y altera la seguridad democrática. Expone grandes monopolios, sean alimentos, farmacéuticas o aseguradoras, porque éstas se acaban de arreglar para subir ganancias. Los bancos acumulan intereses en mora a deudores ausentes, en un juego congelado. ¿Por decreto? Si. Millones de inquilinos no pagan, el agro y el campesinado en ascuas; salud y educación vistos como preciadas mercancías para sacar ganancias. Más cerca, las corporaciones de telefonía móvil acumulando colosales dividendos extraídos de la pandemia.

En la era del virus, la caza de infractores del toque de queda se volvió chivo expiatorio de grupos poderosos. Por eso, falta crear presencia y acción; recrear lazos de acero solidarios, mirar oportunidades y consolidar un pensamiento deliberativo soberano. La prudencia construye ciencia y el rigor filosófico aclara las falacias del modernismo, del que nos ha tocado sobrevivir.

[email protected]

@kleber_mantilla