Ironías

Se conoce como ironía a una figura retórica que consiste en transmitir la información completamente contraria al mensaje que se dice o que se escribe. Puede usarse tanto con el propósito de que el concepto reconozca el giro irónico, parece mentira que el número de muertos se acerca al de la segunda guerra mundial, y nadie dice nada, a pesar de que el mundo conoce que el autor es un ciudadano asiático.

En ese sentido, la ironía no suele ir acompañada de indicadores explícitos que expliquen el sentido real de lo que se dice, aunque bien puede acudirse a la gestualidad o, en comunicación escrita, a comillas, o un signo específicamente usado para la ironía en ciertos contextos.

La palabra ironía proviene del vocablo griego irónico, que puede traducirse como disimulo o fingimiento, pues quien la usa simularía una ignorancia que no posee. Un equivalente sería la expresión hispana “hacerse el tonto”.

También ocurre que, al ser un giro complejo del lenguaje, suele requerir de un bagaje cultural o un conocimiento del uso de la lengua para poder detectarla en la mayoría de los casos. Por eso es tan difícil de traducir a otros idiomas, o tan compleja de detectar por hablantes extranjeros. La ironía más allá de la forma verbal se Parece a una falsedad esto ocurre en la medida en que se hace decir a un personaje algo que contradice el conocimiento común de los lectores o de la audiencia.

Por ejemplo, es irónico que un actor exprese fervorosamente un punto de vista que luego habrá de padecer, o que incurra en galanterías que normalmente rechaza. Así se produce la ironía situacional.

También es posible que un personaje tome por cierto algo que el público sabe falso y actúe en consecuencia, como hace Julieta en Romeo y Julieta de William Shakespeare, al suicidarse tras creer muerto a su amante. A esta figura se la conoce como ironía trágica.

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