Prácticas nefastas

Luego de una etapa escabrosa con actitud virulenta, con accionar criminal, todavía se escucha el retumbar desgarrador del correato. Hoy nos encontramos con una camada de nuevos enfermos del poder y de riqueza cabalgando insensibles a la dolorosa realidad, blandiendo sus espadas del deshonor, como emulando a una piara de animales del averno.

Estas fieras “Sociales”, miserablemente han aprovechado del dolor y la angustia del pueblo ecuatoriano, para satisfacer sus deseos morbosos lucrando con sobreprecios, por encima del dolor ajeno.

Enfermos de ambición llenaron sus bolsas en contubernio con funcionarios públicos de instituciones de salud y sin muestra alguna de rubor, pasaron por encima de cualquier sentimiento de dolor y pena, dando paso a la imperturbable osadía, con su ingenio malévolo de estafadores, para vender con sobreprecios.

Con desvergüenza insensible, clásica de espíritus malignos, saborearon sus acciones y cayeron en la repugnancia de inmoralidad, que los pavonó de un lodo putrefacto para siempre.

Los parias ecuatorianos arquitectos del delito deben ser castigados por sus acciones corruptas, que son nocivas a la conducta de los buenos ciudadanos y se identifican virulentamente como cualquier endemia.

Para estos malos ciudadanos, no existen las leyes y si las hay, acuden a la inmoralidad de corromper a los jueces.

Considero que el país tiene leyes suficientes y muchas veces parece que se caen como un castillo de naipes, razón más que suficiente para que la justicia actué con severidad dando paso al clamor de toda la colectividad ecuatoriana.

Carlos Concha Jijón
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