Me place expresar con plena libertad, que percibo el aparecimiento de vientos renovados de cambios positivos, en una justicia, que le debe mucho al pueblo ecuatoriano y mi visión aflora cuando la Fiscal General de la nación, va nuevamente tras otros actores de supuestos actos de corrupción, pero en su camino se cruzó una jueza, que mediante providencia obstruía las disposiciones de la Fiscalía y luego se abonó con un dictamen de un Juez.
Ante este atropello a la justicia la Fiscalía reaccionó con la fuerza del deber y del derecho, rechazó de plano el arbitrio por considerar que entorpecería y paralizaban el desarrollo de los procesos. Más tarde la Fiscal exhortó al ámbito de la función judicial, para que no se paralice el accionar de la justicia, en cuanto tiene relación a las investigaciones de supuestos delitos que han rebosado la paciencia y han llenado de horror la conciencia del pueblo ecuatoriano. De la misma manera con actitud cívica y patriótica, convocó a una acción mancomunada, para que cada cual como funcionario judicial cumpla de manera cabal lo que le corresponda en el ejercicio de sus atribuciones. Es de conocimiento público que la corrupción está enraizada en el país, como lepra que hace caer a pedazos la dignidad de las personas.
Son tantos los casos de organizaciones criminales que los hay como una lluvia de meteoritos, encontrándonos con; peculado, cohecho, tráfico de influencias, concusión, etc. No tengo duda que la Fiscal está metiendo mucho “carburante” emocional y diligente, para encaminar el tren de la justicia con cambios en las leyes y lograr el fin loable para que se cumpla el debido proceso mediante el aporte digno a través de una fortaleza mancomunada de las cortes, Fiscalías, Procuradurías, Contralorías, Juzgados, Judicatura, Policía Nacional y cada una de las instituciones que tienen que ver con el fiel cumplimiento de las leyes y el correcto accionar de la justicia en un marco de dignidad, con un ideal ético-moral. Creo que los ecuatorianos tenemos la capacidad para elaborar las reformas que demanda el país a fin de condenar a quienes delinquen.
Carlos Concha Jijón