No, no es sarcasmo para referirme a algún político famoso de la provincia del Guayas, ni tampoco a alguna famosa animadora que va sorteando la suerte y también la cárcel. El título de este escrito es para un gran ser humano que se ha ganado la admiración de los ecuatorianos, Se llama Carolina Espinoza y es la maestra que va en bicicleta a casa de sus alumnos a darles clases, caminos de cemento o de tierra son ahora parte de su rutina, y aunque suena sacrificado estoy segura que se divierte, se ejercita, encontró más libertad a su rutina de docente y disfruta los caminos a la casa de sus alumnos, en pocos palabras debe estar feliz, cosas y magia que solo andar en bicicleta puede dar.
En el inmediato me es imposible no pensar en las demás maestras del Ecuador, quienes están haciendo creo yo, hasta más sacrificio y lucha con la tecnología, por más intuitiva que sea la plataforma zoom se puede volver una pesadilla en clases de muchos alumnos especialmente niños. Cada día empieza la odisea de “silencia a unos”, “activa a otros”, “se desconectó”, “no se escucha”, “se fue”, “ya regresó”, “se acabó el tiempo”, “vuelva a ingresar”, y para rematar pobres celulares de los profesores, saturados con las tareas de cada niño y encima un listado de dudas de los padres de familia hasta media noche.
Seamos comprensivos y respetuosos por el mismo efecto del ser, pero aún más reconociendo la gran tarea y esfuerzo que hacen los maestros en todas partes del Ecuador, todos son héroes y merecen también un reconocimiento que los motive, que los conforte en este proceso que también es para aprendizaje de ellos, especialmente tecnológico y de paciencia.