Defendamos al IESS

Una alarma terrorífica de la misma potencia -o mayor que el coronavirus__han hecho explotar los directivos del Instituto de Seguridad Social (IESS] al revelar que es limitado el tiempo que le queda a la entidad para continuar cubriendo las pensiones de los jubilados y otros beneficios, que por Ley deben entregar a quienes de ellos dependen para subsistir, debido a la errada política que por cerca de cuatro décadas se viene aplicando en favor de los servidores internos de la entidad, distrayendo los fondos de la generalidad de aportantes . Nosotros lo advertimos en esta columna y fuimos amenazados hasta de muerte, por quienes se adueñaron de la entidad para su particular beneficio.

Creyendo que el Instituto era una mina de oro inagotable “los empleados de los empleados” del IESS se asignaron prebendas exageradas, como sueldos que antes nadie percibía, duplicidad de salarios mensuales, vacaciones pagadas con la familia incluida, atención médica en el exterior que no se daba a los antiguos y otras canonjías grotescas, que señalamos a su tiempo y se nos respondió con agresiones cavernarias.

Los premios de estos abusivos superaron lo imaginable y aunque el Estado decidió aportar con el 40% del costo de la jubilación la suma no pudo cubrir el despilfarro programado por los eternos vivarachos. Ahora quedan muy pocas soluciones que deben ser tomadas con valentía y sin contemplaciones , el rato de tomar las decisiones, se ha sugerido que se entregue el IESS al sector privado, pero equivaldría a apagar el fuego con gasolina de alto octanaje.

Soluciones hay como la que empieza por reducir el personal del instituto a la tercera parte, suprimiendo las prebendas actuales a todos los que deban proseguir en funciones , asï mismo nadie podrá percibir beneficios superiores de los empleados y obreros comunes. Los sueldos serán unificados para todos y no habrá jubilación patronal para nadie. Lo que otorgue el Estado deberá ser lo necesario para salvar la entidad que es de todos los empleados y obreros de la nación.

Ya basta de que los directivos estatales del IESS se confabulen con la cúpula sindical para perjudicar a la institución. Los que lleguen a la conducción de la entidad lo harán previo concurso de mëritos y no serán cuota política de nadie. No se olvide que el IESS es propiedad de todos los ecuatorianos y merece el respeto de autoridades estatales y del pueblo. Confabularse con ladrones y rufianes para robarse lo que es de todos es un delito que no puede permitirse que siga practicándose sin castigo. Las leyes que deben hacerse para el IESS deben ser severas y nadie puede recibir perdón por actuar confabulado contra la clase trabajadora de la nación.

Edgar Quiñones Sevilla