El comercio informal en Quito se potencia con la Navidad

Ventas. Cada pocos pasos se ven comerciantes a lo largo de sitios como el bulevar Naciones Unidas.
Ventas. Cada pocos pasos se ven comerciantes a lo largo de sitios como el bulevar Naciones Unidas.

Esta época es una oportunidad para mejorar ingresos. Muchos se ubican en la Av. NN.UU.

El comercio informal ha venido creciendo de forma acelerada en la ciudad durante los últimos años. Este aumento se potencia durante las festividades de Navidad y Fin de Año. Quiteños, ecuatorianos de otras regiones del país e incluso extranjeros se apropian de varios espacios públicos para vender todo tipo de productos, en busca mejores días y de aprovechar el ambiente de compras y celebración de esta época.

Uno de los puntos donde se ha hecho más visible este aumento de la informalidad es el bulevar de la Naciones Unidas y sus zonas aledañas, que abarcan desde la avenida 6 de Diciembre, pasando por la Shyris, hasta la Amazonas y la 10 de Agosto.

Profesionales en la informalidad
Verónica Paucar trabajó durante muchos años como contadora en una distribuidora de vehículos, pero una enfermedad y la crisis económica le dejaron sin su puesto de trabajo. “No me podía quedar con los brazos cruzados, todavía tengo hijos en edad de estudios. El comercio informal ha sido la última solución para tener una actividad económica y mantener una vida mínimamente digna”, dijo mientras mostraba a los clientes las chompas de cuero, gorros y guantes de lana que vende, cerca del paso peatonal de las Naciones Unidas.

Una situación parecida es la de Ronald Albuja, originario de Atuntaqui, quien vende pantalones, pulseras y accesorios a pocos pasos del centro comercial Iñaquito (CCI). “Durante la mayoría del año hago trabajos ocasionales de carpintería y fontanería, además ayudo a mi hermana en un restaurante de su propiedad, pero en esta época de fiestas aprovecho para vender mercadería y completar mis ingresos del año”, comentó.

Además explicó que las navidades son como un salvavidas para reflotar la economía de muchas personas sin trabajo formal y fijo. “No siempre vendo en el mismo sitio porque es peligroso por los controles municipales al comercio callejero. No somos criminales, solo buscamos sobrevivir en una sociedad que no brinda suficientes oportunidades”, aclaró Albuja.

Una opción ante la crisis
Magdalena Bucheli, mientras termina de acomodar los diferentes tipos de papel de regalo, moños, lluvias de estrella y otros productos típicos de estas fiestas, afirmó que el comercio informal se ha convertido en la principal actividad económica de su familia.

EL DATO
Según registros de la Policía Metropolitana, existen 4.700 comerciantes autónomos registrados en Quito, los informales son más de 15 mil. “Tíos, primas, hermanas, cuñadas, sobrinos y hasta hijos participan de emprendimientos informales. No son lo mismo durante todo el año, sino que tratamos de buscar lo que necesita la gente de acuerdo con la época”, aseveró Bucheli.

Además añadió que sin duda la Navidad ha sido siempre la temporada donde más se vende, pero que en los últimos años se ha sentido con fuerza la crisis. “Por lo menos desde hace dos años los ingresos no son los mismos. La gente tiene menos dinero y muchos se han quedado sin trabajo. Espero que este año las cosas sean diferentes”, concluyó Bucheli.

De otros países
Los extranjeros no se quedan atrás, solo en la zona del bulevar Naciones Unidas se puede encontrar unos 10 puestos improvisados para vender comida, ropa, implementos para el hogar, útiles escolares y hasta gafas de sol.

Alberto Miranda, con 24 años, tuvo que dejar a la mitad sus estudios universitarios y emigrar de su natal Barquisimeto, Venezuela, a Quito. “Es muy triste dejar tu país porque no tienes ni para comer lo básico, comprar medicinas o terminar tus estudios. Yo trabajo aquí no solo para mí, sino para mi abuela con diabetes que se quedó en Venezuela”, apuntó.

Además contó que al principio trabajaba como mesero en un bar de La Mariscal, pero tuvo que dejarlo porque no le pagaban y le trataban mal. “Mi expectativa es que la temporada navideña incentive a la gente a comprarme muchas empanadas. Quiero, aparte del dinero mensual que le envío a mi viejita para las medicinas, poder reunir para comprarle un vestido”, dijo.

Néstor Méndez, vendedor de adornos para el hogar, vino de Colombia desde hace más de un año y ha visto que durante estas fechas festivas aumenta la cantidad de informales en las calles de Quito.

“Hay gente con trabajo formal, que luego de su jornada laboral, comercian en calles, bulevares o plazas para poder alcanzar un ingreso medianamente digno. Los vendedores informales somos los verdaderos dinamizadores de la economía porque ofrecemos productos baratos al alcance de las familias en crisis” añadió. (JS)