Madres de los guerreros luchan por verlos felices

COMPAÑÍA. Una madre ayuda a su hijo a montar bicicleta en la Escuela Granja de la Fundación Cecilia Rivadeneira.
COMPAÑÍA. Una madre ayuda a su hijo a montar bicicleta en la Escuela Granja de la Fundación Cecilia Rivadeneira.

Todos los sábados, cerca de 60 familias comparten en la Escuela Granja de la Fundación Cecilia Rivadeneira.

Dibujan a su personaje de televisión favorito o le escriben una frase de cariño. En una de las aulas de la Escuela Granja, los pequeños condensan el amor a sus madres a través del arte en uno de los días en los que se rompe su rutina habitualmente, marcada por las visitas al hospital.

Con ellas han compartido los momentos más difíciles de una lucha constante contra el cáncer, en un panorama en el que, según datos de la Fundación Cecilia Rivadeneira, el 62% de madres dejan de trabajar para acompañar a sus hijos durante su tratamiento.

Los sonidos de las risas y los juegos en las canchas llenan los espacios del centro al que acuden los guerreros con sus familias para practicar deporte y participar en distintas actividades. Juegan con sus hermanos y amigos mientras las mamás pueden acceder a talleres de emprendimiento.

UNIÓN. Las mamás comparten con sus hijos un agasajo por el Día de la Madre.
UNIÓN. Las mamás comparten con sus hijos un agasajo por el Día de la Madre.

Si pudieran crear una realidad alternativa en la que se diluyeran los momentos dolorosos, quizá ese sería el lugar en el que desarrollarían su historia.

Junto a la cafetería, en una mesa de madera similar a la de un parque, Jenny Herrera recibe su regalo por el Día de la Madre, es un cuadro con un dibujo que le hizo el último de sus tres hijos.

Son momentos en los que pueden compartir con más personas historias parecidas a la de su familia que lleva 10 años luchando contra una enfermedad catastrófica. A su segunda hija, que pronto cumplirá 15 años, le detectaron tumores en el sistema nervioso cuando tenía 4 años y desde entonces han cuidado su salud por encima de todo.

Junto a ella, con un beso los pequeños entregan sus presentes y comparten un refrigerio. En los pasillos, juegos y patios rondan las historias de madres y niños que luchan incansablemente. (PCV)

CARIÑO. Cindy Torres y su hija Mía son inseparables. Posan junto al obsequio de la pequeña por el Día de la Madre.
CARIÑO. Cindy Torres y su hija Mía son inseparables. Posan junto al obsequio de la pequeña por el Día de la Madre.

Dos guerreras luchadoras
° Cuando a Mía le diagnosticaron cáncer, para Cindy Torres fue como regresar 28 años en el tiempo. No pudo evitar sentirse culpable porque su hija había desarrollado la misma patología a la que ella tuvo que enfrentarse de pequeña. Las dos han enfrentado al tumor de Wilms que afecta los riñones casi a la misma edad. Ambas tenían un poco más de un año cuando les detectaron ese tipo de cáncer.

“Como padre, aunque estés muy mal por dentro, para tus hijos creas un cuento”, dice la madre quien habla con orgullo de lo valiente que es su pequeña de 3 años. Hace ocho meses terminaron el tratamiento, pero tendrán que esperar un tiempo hasta que los médicos comprueben que el tumor no va a volver a crecer. El proceso lo conoce bien la quiteña de 30 años porque a ella le dieron el alta cuando tenía 12. Para toda su familia ha sido muy difícil afrontar la enfermedad y reconoce que su círculo social se redujo totalmente porque la mayoría de personas no sabe cómo hablar con ellos de lo que les afecta. Tiene muchos sueños para su hija, la ve en el futuro como una de las voluntarias que colaboran a la fundación, la imagina libre y con criterio, la proyecta como un ejemplo para quienes luchan todos los días y, sobre todo, quiere que sea feliz.

FUERZA. María de los Ángeles Hurtado distribuye su tiempo con sus tres hijos y su trabajo de bombera.
FUERZA. María de los Ángeles Hurtado distribuye su tiempo con sus tres hijos y su trabajo de bombera.

Una mamá de uniforme
° “Vas a ser un gran doctor”, le anima María de los Ángeles Hurtado a su hijo Eric. Constantemente apoya sus sueños y disfruta del tiempo que pasan juntos. Su vida cambió totalmente hace dos años cuando le diagnosticaron leucemia. Entonces tenía 7 y su último hermano acababa de nacer.

En ese tiempo, la madre de 36 años se preguntaba muchas veces, ¿por qué si su hijo había sido un niño muy sano, ahora afrontaba esa enfermedad?

Comenta que ahora ha aceptado que es una prueba y una lucha que tienen que afrontar con valentía. Ella es parte del Cuerpo de Bomberos de Quito y su rutina tuvo que cambiar para poder estar presente en todo el tratamiento de su hijo.

Aún les falta más de un año para que termine la quimioterapia a la que van juntos cada jueves. Hurtado sueña con que su pequeño pueda cumplir todas sus metas y que su salud siga mejorando como hasta ahora lo ha hecho. Mientras tanto, seguirá disfrutando de cada instante a su lado, pues es consciente que cada día que pasa ya es una lucha ganada.

Campaña para sumar esfuerzos
° Más de 3.000 voluntarios saldrán a las calles de ocho ciudades del país el 18 y 19 de mayo como parte de la campaña ‘Todo empieza contigo’, que desarrolla este año la Fundación Cecilia Rivadeneira.

Durante las jornadas, los jóvenes con chalecos naranja que apoyarán en la iniciativa mostrarán carteles con cifras y mensajes para sensibilizar a las personas sobre la realidad de las familias de los niños con cáncer. También llevarán las alcancías en las que recaudarán fondos para continuar con los 12 proyectos que la organización mantiene a escala nacional. Dos de ellos son la Escuela Granja en Quito y la Escuela de Fútbol en Guayaquil.

De 07:00 a 18:00 se ubicarán en diferentes puntos de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ibarra, Portoviejo, Riobamba, Tulcán y Ambato. Para inscribirse como voluntario puede acceder a la página de la fundación: www.fcr.org.ec y elegir la opción Únete.

Escuela Granja
° Desde hace un año y medio, las familias saben que todos los sábados, a partir de las 09:00, pueden asistir a la Escuela Granja para compartir y distraerse. Rebeca Bianqui, directora de operaciones de la Fundación Cecilia Rivadeneira, quien lleva a cabo el proyecto del establecimiento educativo, lo define como un lugar en el que los niños pueden volver a ser niños y recuperar su derecho a la ciudadanía.

En la construcción que fue antes un centro de estudios se han adecuado diferentes espacios. Hay canchas, aulas de arte y teatro, huertos, juegos infantiles, una biblioteca y un pequeño circuito de ciclovía. Funciona desde hace un año y medio y es gratuita.