Colegio Shakespeare, un espacio en Quito para aprender emprendiendo

ESPACIO. Los estudiantes del colegio Shakespeare pueden trabajar en los espacios del ‘coworking’ de su institución.
ESPACIO. Los estudiantes del colegio Shakespeare pueden trabajar en los espacios del ‘coworking’ de su institución.

Este ‘coworking’ es el primero en una institución educativa y estará abierto a toda la comunidad.

Quien piensa que en la época colegial solo se comparten juegos y recreos aún no ha conocido un espacio estudiantil en el que se comparte la idea de emprender. Está en el colegio Shakespeare, en Tumbaco (nororiente de Quito) y es el primer espacio de trabajo compartido en una institución educativa. Ahí, estudiantes, profesores, padres de familia y la comunidad en general pueden encontrar un lugar para que sus ideas se pongan en marcha.

En uno de los edificios del plantel se diseñaron espacios para los emprendedores. En la planta baja, el olor a café y a postres recibe a los visitantes en la cafetería, que es un emprendimiento de exalumnos del colegio. Además de los aromas y sabores, llama la atención la variedad de productos que están expuestos.

Hay desde joyería y jabones para baño hasta elementos de decoración y prendas de vestir. Todo fue creado por estudiantes que han sido parte de las generaciones que ha formado la escuela de emprendimiento de la institución desde hace nueve años.

El origen de todo está en la convicción de quienes creyeron en la “calidad creativa, innovación e inteligencia de la juventud”, explica Humberto Herrera, director del Shakespeare School, quien ha visto de cerca el desarrollo de los proyectos de los estudiantes. Por eso, considera que la construcción de un espacio físico para que las ideas sigan generándose fue un paso adelante para la sociedad quiteña y ecuatoriana.

VARIEDAD. En el edificio de ‘coworking’ hay una cafetería que es un emprendimiento de exalumnos del colegio.
VARIEDAD. En el edificio de ‘coworking’ hay una cafetería que es un emprendimiento de exalumnos del colegio.

Emprendimiento al máximo

EL DATO
El ‘coworking’ del colegio estará abierto al público de forma gratuita durante este año. Por la mañana, el segundo piso del ‘coworking’ está repleto de estudiantes que se preparan para la final del concurso interno de emprendimiento del colegio. En el espacio hay un salón de conferencias, una sala de estar a la que ingresa la luz a través de ventanales grandes y dos cubículos con mesas y computadores para trabajar.

Es la primera vez que la jornada se realiza en un espacio que tiene como objetivo volver las ideas realidad. Entre los participantes están Mickael Becdach (18), Francisco Barahona (17) y Esteban Vásconez (18), de tercero de bachillerato, quienes crearon un detergente a partir de aceite reciclado.

INNOVACIÓN. Los miembros del ‘Left Group’ ganaron el primer lugar en la competencia interna de emprendimientos del colegio Shakespeare.
INNOVACIÓN. Los miembros del ‘Left Group’ ganaron el primer lugar en la competencia interna de emprendimientos del colegio Shakespeare.

Conscientes de que un litro de aceite contamina mil litros de agua del océano y que la vida útil de las tuberías se reduce hasta 10 años cuando se bota este componente, los estudiantes quisieron generar un impacto ambiental. Después de una investigación y colaboración con la Secretaría de Prevención de Drogas crearon el detergente con aceite y sosa cáustica (elemento químico).

Como ellos, 10 grupos más se preparaban para presentar sus exposiciones en inglés frente a un jurado externo y demostrar a la comunidad que es posible emprender con éxito desde las aulas de clase. (PCV)

Conexiones exitosas
° Desde este año, el colegio y su ‘coworking’ son parte de la Alianza para el Emprendimiento e Innovación del Ecuador (AEI) que, por primera vez en su historia, incorpora a su red a un colegio al que apoyará a través de premios, programas de mentorías, becas, entre otras acciones.

Ideas ganadoras
° Aunque pertenecer al 13% de la población mundial que es zurda suena original, quizá no lo es cuando se trata de actividades cotidianas como escribir en un cuaderno. Después de escuchar a una persona que ha lidiado con esos retos durante toda su vida, Rafaela Albuja, Jhonatan Freiermuth, Mateo Martínez y Ricardo Molina se propusieron buscar una solución.

EL DATO
El ‘coworking’ tiene un espacio abierto de desarrollo e incubación, un sector para venta de productos de emprendedores y un área para actividades de acondicionamiento físico. Ellos son estudiantes de tercero de bachillerato del colegio Shakespeare y gracias al proyecto ‘Left Group’, en el que se enfocaron durante el año escolar, consiguieron el primer lugar del concurso interno de emprendimiento de su institución.

Con el reconocimiento y un incentivo económico podrán seguir desarrollando su proyecto de cuadernos elaborados especialmente para personas zurdas. “Al inicio pensamos que el proyecto iba a ser tan sencillo, como cambiar de lado el espiral”, cuenta Martínez y añade que no fue así, la investigación fue mucho más exhaustiva y tuvo una etapa de pruebas en la que diseñaron completamente el producto para quienes escriben con la mano izquierda.

Por fuera, a pesar de que el espiral está en el lado contrario, el cuaderno luce común. Las diferencias se notan cuando se lo abre. Las líneas tienen una ligera inclinación y sus hojas son más gruesas de lo normal. Albuja explica que decidieron elaborarlo así, pues muchos de los zurdos giran su cuaderno cuando escriben e incluso algunos le dan la vuelta al cuaderno.

Durante sus pruebas también se dieron cuenta de que su público objetivo arranca mucho las hojas cuando escribe, por lo que utilizaron papel más resistente. Todas las ideas pudieron hacerlas realidad después de largas reuniones con la gente de la imprenta en las que les explicaron las razones de cada detalle.

Para iniciar, produjeron 400 cuadernos que ya están a la venta en la Universidad San Francisco y en la papelería Carolina, en Tumbaco. Pronto empezarán a distribuirse en Supermaxi y Superpaco. Por ahora, la meta de los chicos es recuperar su inversión inicial y seguir trabajando en el diseño de más modelos con la idea de adaptarlos a quienes por años no han logrado acomodarse en su lado.