Ruth, la maratonista de los pies descalzos

Resistencia. Ruth Llivisaca, en plena competencia, sobre el asfalto de Cuenca. (Foto: Archivo particular)
Resistencia. Ruth Llivisaca, en plena competencia, sobre el asfalto de Cuenca. (Foto: Archivo particular)

Ruth Llivisaca hizo su sexta maratón (42 kilómetros), pero fue la primera vez que participó sin zapatos.

Desde hace un año, la cuencana Ruth Llivisaca viene sorprendiendo con las huellas de las plantas de sus pies en el asfalto, pero también en las montañas.

Si en el país de los años 80’ era una cuestión que rayaba la hazaña ver correr a una mujer los 42 km de una maratón, actualmente es normal que cientos de ellas participen en estas pruebas llamadas de gran fondo.

Lo que no ha sido usual es que una mujer corra la maratón con los pies descalzos. El pasado domingo, Ruth causó estupor en los rostros de cientos de espectadores y atletas que acudieron a la XXVIII Maratón de Cuenca ‘Leonardo Morales’.

“¡Ayayay…!”, exclamaban algunos jóvenes, desde los costados de las vías. Muchos la aplaudían y le gritaban elogios.

Quizás el crono registrado no importa. Lo que sí importa es su proeza con la que pretende romper patrones establecidos en la sociedad. “Corrí porque sí es posible alcanzar los sueños”, dice con emoción, la mujer de 43 años y madre de dos hijos.

¿Cómo se sintió en la competencia?, ¿en algún momento quiso desistir del proyecto?
Me mantuve siempre contenta, pero creo que en el km 35 sí pensé en abandonarlo. Me dije a mi misma: “No le debo nada a nadie, no pasa nada si me retiro”, pero luego recordé para quién corro, para Dios y mis hijos, y pensé que sería como abandonar mi fe.

¿A lo largo de los 42 kilómetros suponemos que hubo mucho dolor, calambres, ampollas…?
Los paramédicos venían muy cerca de mí, nunca me dejaron sola. Desde el km 13 estaba segura de que tenía una ampolla enorme en el pie izquierdo, pero solo había sido una sensación.

¿Cómo se entrena para estas carreras?, ¿sin zapatos siempre?
No (risas). Normalmente durante los días ordinarios entreno con zapatos, pero el fin de semana, cuando vamos a las montañas con mis compañeros del grupo ‘Km42’, aprovecho para correr descalza. Últimamente he hecho también en algunas competencias tipo trail. Pienso que eso ha fortalecido mis pies, pero más que física me preparo mental y espiritualmente.

¿Qué le decían en el recorrido?
En el km 20, una señora me dijo “Vamos, Shakira”, debe haber sido por pies descalzos (risas). Mucha gente me apoyó, me dio refrescos, panela, de todo. Me sentí muy halagada. Marianita, una corredora de Machala, me dio un abrazo y hasta nos dimos tiempo para tomarnos una foto.

¿Cuál fue la sensación que tuvo cuando cruzó la meta?
Terminé muy agotada pero con tanta alegría, porque mis ‘hermanos’ de ‘Km42’ estuvieron allí, para recibirme con mi amigo ironman de Ibarra, Miguel Eduardo Hernández. Él me entregó la bandera del Ecuador. Esa sensación de llegar al último y que te reciban como si fueras la primera a uno se le queda para toda la vida. (SE)