Calladitos disfrutando

Pablo Izquierdo Pinos

El presidente Moreno en un tuiter escribía: “Hoy visitamos el hospital José María Velasco Ibarra en Tena. Su recuperación es notoria, tras ocho años de abandono.

Estamos a punto de terminar las obras”. Aludida, la exministra de Salud, Licenciada, Carina Vance, hoy Directora del Instituto Suramericano de Gobierno en Salud (Isags) de la Unasur, le respondió virulentamente: “¿Ocho años de abandono? Quedó mucho por hacer pero se invirtieron millones en su ampliación. Cualquier honesto le dirá”.

Hace 10 años en Brasilia doce países del continente, entre ellos Ecuador, firmaron el tratado que dio vida a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Ahora su disolución es inminente, pues seis de sus Estados lo abandonaron. Nuestro Presidente, incluso, criticó -él sí honestamente- que en un edificio de 50 millones “donde no hacen nada, sale sobrando” y dispuso se lo destine a la Universidad Indígena del Ecuador.

La doble moral de ignotos ciudadanos convertidos de un día a otro en ministros y burócratas internacionales, cuando se trata de aferrarse a un puesto y defender los privilegios es vergonzante. Con la Unasur en terapia intensiva y con solo tres países como miembros activos: Bolivia, Guyana y Surinam.

Los ecuatorianos nos preguntamos: ¿Qué papel cumple la Licenciada Vance como Directora del Isags? ¿Quién paga su remuneración, viajes y costosa estadía en Rio de Janeiro? ¿Qué países de la difunta Unasur la reeligieron el 27-07-2018 por dos años más? Y sobre todo: ¿Cuáles son los beneficios en materia de políticas públicas de salud para Ecuador, al mantener su estatus figurativo como Directora de un organismo muerto?

En cuanto a los “millones” gastados en salud. Es la punta de un ovillo gigante de cerca de 16 mil millones dilapidados en 10 años. Un reciente informe reveló que en apenas 16 hospitales (mal) construidos los últimos ocho años, el costo pasó de 263 millones a 339 millones, es decir, 87 millones más. Solo el Monte Sinaí pasó de 75 a 163 millones. Tiempo donde no existía la Contraloría y todo se hacía bajo declaratoria de emergencia y contratos complementarios millonarios.

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