En el intercambiador de Carcelén, en medio de un campamento improvisado con plásticos, cartones y pedazos de madera, continúan habitando alrededor de 120 migrantes venezolanos. A pesar de las versiones de que iban a ser reubicados ayer, tanto los moradores como el policía de guardia en una unidad móvil, ubicada al lado del campamento, manifestaron que no hay ninguna disposición o aviso oficial de una reubicación.
En el último día unas 50 personas dejaron, por voluntad propia, el sitio. El objetivo, debido a que Perú exigirá visa a los venezolanas desde el 25 de agosto, es llegar lo más pronto a ese destino, antes que las restricciones lo hagan una meta casi imposible.
Rubén Darío Peñamontero, uno de los dirigentes del campamento, explicó que no han recibido ninguna comunicación sobre un traslado a otro sitio, y que en los últimos días ha ido escaseando la ayuda que recibían. “Parece que se están olvidando de nosotros. No creo que haya ningún operativo, sino hasta la próxima semana”, dijo. (JS)