El quiteño que va ‘EscriViendo’ en los buses

PERSONAJE. El escritor quiteño José Gabriel Dávila camina por las calles del norte de la ciudad antes de subir a un bus.
PERSONAJE. El escritor quiteño José Gabriel Dávila camina por las calles del norte de la ciudad antes de subir a un bus.

El quiteño José Gabriel Dávila vende sus relatos en los transportes urbanos con el objetivo de viajar a Japón.

Hay días raros que le dan giros a una historia. En los 17 años que ha vivido José Gabriel Dávila hay decenas de ellos, pero hubo dos que lo cambiaron todo hace un mes. El primero fue el 5 de septiembre cuando empezó a vender sus escritos en los buses y, el segundo, el 27 del mismo mes cuando el usuario de Facebook, Inti Marcillo, subió a su perfil un video suyo que se hizo viral.

El entusiasmo con el que Dávila contaba sus sueños de ser el mejor escritor del mundo y viajar a Japón logró que la publicación obtuviera hasta ayer 65 mil reproducciones, 1,2 mil reacciones (entre me gusta, me encanta y me sorprende), 326 comentarios y que los usuarios lo compartieran 1.579 veces.

Sus anhelos
Antes de entrar por la puerta del Trolebús, J. G. Dávila –como firma en sus escritos– prepara la carpeta plástica en la que lleva las historias del día. Cada mañana, desde hace un mes, imprime 100 hojas (por 2 centavos cada una) de un relato inédito que vende al precio que le pongan sus lectores.

Por facilidad, entra por la última puerta y avanza hacia delante de la unidad, pero en esta jornada empieza por la primera y se ubica junto al conductor. Se aclara la garganta y dice: “Mi nombre es José Gabriel Dávila y soy un bachiller de la República”. Después de esa frase, las palabras fluyen y explica sus sueños, muestra las hojas con su relato y menciona que esos escritos son su pasaje para ir a Japón. Luego se ríe y dice que no es literal, que por el momento, ese es su trabajo.

Con sus historias ha creado el blog ‘Voy EscriViendo’ y la página en Facebook con el mismo nombre. En ese juego de palabras fusiona las acciones de escribir y ver, ya que considera que el contacto con la gente y las historias cotidianas que suceden en el transporte público son parte de su inspiración.

Siempre que habla con los pasajeros, les dice que si quieren viajar a Japón con él solo le escriban por esos medios digitales.

ARTE. Los escritos de Dávila están firmados con sus iniciales y su apellido en español y japonés.
ARTE. Los escritos de Dávila están firmados con sus iniciales y su apellido en español y japonés.

Trabajo a tiempo completo
De familia quiteña, Dávila se graduó en el colegio Surcos (norte de la ciudad) en julio de este año y desde entonces empezó a pensar en su futuro. Lo único definitivo era que tenía que conseguir una forma de trabajar.

Cuando volvió de unas vacaciones recorriendo algunas ciudades del país con su hermano de 11 años, conversaba con su padre y surgió la idea de que podía vender algo como sánduches, golosinas o sus propios relatos.

“Los escritos me apasionan, los sánduches no”, comenta con seriedad el joven, quien se considera algo desconectado de las tendencias actuales como el reguetón o las redes sociales.

La decisión estaba tomada y el muchacho definió un plan a cinco años en el que incluyó sus sueños. Estudiar literatura fuera del país, quizá en Alemania, y luego, viajar a Japón para estar cerca de la cultura de la que se apasionó cuando tenía 11 años.

Dávila se refiere a los recorridos como su trabajo. El dinero que recauda cada día aporta además a la economía de su hogar conformado por su padre, su hermano y él. “Esta semana ya me toca hacer las compras y estoy pensando cómo voy a hacer”, comenta sonriendo.

Hasta ahora pudo tomar un curso de japonés pero tuvo que dejarlo porque no le alcanzaba el dinero. También hizo una propuesta para aprender alemán en la Casa Humboldt pero no resultó, “quizá la próxima”.

En sus sueños está ganarse una beca o conseguir algún tipo de apoyo. Y aunque eso no sucediera, el primer paso es irreversible, ya ha entregado más de 800 copias de sus relatos en el transporte público que se han esparcido por toda la ciudad.

DINÁMICA. Frente a los pasajeros, Dávila habla de sus sueños e interactúa con ellos.
DINÁMICA. Frente a los pasajeros, Dávila habla de sus sueños e interactúa con ellos.

Pasión por la escritura
“Se va a llevar un escrito gratis quien me diga cómo se dice gracias en japonés”, dice en voz alta. El conductor y un chico que está sentado en el primer asiento responden: “arigato”, casi al mismo tiempo.

Los felicita y se moviliza hasta donde está uno de los ganadores para entregarle la hoja con el relato titulado ‘Un perfecto sinónimo para ‘Magia’’. El escrito es un ensayo en el que explica el significado de la amistad, lo redactó porque una amiga suya le pidió que escribiera algo del tema.

Aún no ha definido su estilo como escritor ni los géneros en los que se enfocará, pero quiere saber de todo. Recuerda con cariño que su abuelo, un lector guarandeño voraz, fue quien lo encaminó por el mundo de las letras desde que era muy niño.

“Así se llega largo y lejos”, dice con orgullo Matías Dávila, padre de J.G. Él apoya totalmente a su hijo en el camino que ha elegido y dice que es una forma de abrirse campo. Lo que ha logrado hasta ahora ha sido por su propio esfuerzo, aunque detrás de su valentía para hablarle a cientos de desconocidos en un bus hay también una breve historia.

Hace casi 10 años, Matías Dávila se subía a los autobuses de Quito con un calzoncillo en la mano. Lo hacía dentro de sus actividades como activista político. En esos espacios, lo que hacía se llamaba ‘Hablemos a calzón quitado’ y tenía el objetivo de abordar temas de los que la gente no discutía normalmente.

J.G. lo acompañó en algunas ocasiones y también ayudó a recolectar dinero cuando había crisis económica en su casa. Ahora, piensa en esos días y no se le hacen tan lejanos, pues de lunes a viernes se enfrenta a su público con incertidumbre.

No sabe con qué cara lo mirarán o qué le responderán y aunque lleva en los recorridos un mes entero siempre termina sorprendido. En su camino se ha encontrado con otras personas que como él tienen que trabajar en los buses ofertando productos; niños pequeños que lo han impactado por la alegría con la que reciben sus cuentos y sobre todo, gente que apoya sus sueños. (PCV)

Ficha

Personaje quiteño

° Nombre: José Gabriel Dávila
° Edad: 17 años
° Nacimiento: Quito, febrero de 2001
° Estudios: Colegio Surcos
° Primer relato: ‘La irreversible presencia del calor’
° Blog: voyescriviendo.blogspot.com
° Facebook: Voy EscriViendo

FRASE

Compartir la literatura que escribo y que la gente sonría es lo que me hace más feliz”.