Vender en los buses Sistema Integrado de Transporte de Quito es su trabajo

RECORRIDO. Una vendedora informal viaja al interior de un bus de la Ecovía.
RECORRIDO. Una vendedora informal viaja al interior de un bus de la Ecovía.
Propuesta. En el interior de los buses se ofertan productos de todo tipo.
Propuesta. En el interior de los buses se ofertan productos de todo tipo.

Decenas de informales suben a los buses del Sistema Integrado de Transporte a trabajar. Solo 65 tienen autorización.

Sus instrumentos de trabajo son bolsas de caramelos, radios, botellas de agua o jugo y mochilas en las que esconden sus productos. Sus puestos son móviles, van hasta 50 kilómetros por hora, son buses que transitan por la ciudad, mientras ellos se balancean entre los pasajeros que varían a todas horas.

88.283
personas están desempleadas en Quito, según el INEC.Un lunes de 09:00 a 13:00, en los corredores que forman parte del Sistema Integrado de Transporte de la ciudad, al menos 30 vendedores informales suben y bajan de los buses. Según información de la Empresa Pública Metropolitana de Pasajeros de Quito (Epmpq), hay 65 vendedores autónomos autorizados que cuentan con uniforme y un número de permiso para realizar ventas en estaciones y unidades. En las paradas no está permitido realizar ventas.

No se cumple la norma
Sin embargo, en un recorrido realizado por este Diario, se constató que gran parte de quienes trabajan en el interior de las unidades no están uniformados, no tienen permiso y venden dentro de las paradas.

94.325
personas están subempleadas en Quito, según el INEC.La competencia del control es de la Agencia de Coordinación Distrital de Comercio (ACDC). De acuerdo con los datos proporcionados por la Epmpq, se realiza un trabajo coordinado con el cuerpo de Agentes de Control y el personal de seguridad de esta Empresa, quienes a diario realizan controles en estaciones y paradas.

En cada recorrido hay historias como la de una madre (quien prefiere no decir su nombre) que trabaja en las paradas de la Ecovía vendiendo tangos (galleta bañada de chocolate) y botes de yogurt. Lleva más de cinco años, y comenta que recorre la ciudad de 10:00 a 21:00 todos los días. A mediodía va al Centro Histórico a recoger los helados que también vende. Ella se esfuerza por salir adelante con sus tres hijos.

A continuación, contamos historias de personajes que viajan todos los días a bordo de las unidades de la Ecovía y el Trolebús. (PCV)

Regulación
° Con respecto a los permisos y el control en los medios de transporte, la normativa vigente es la Ordenanza 280, que designa la competencia de control a la Agencia de Coordinación Distrital de Comercio mediante la emisión del Permiso Único de Comercio Autónomo (PUCA).

El reglamento determina que sin la autorización que se obtiene después de cursos de capacitación, no se puede ingresar al Sistema Integrado de Transporte. Pero el PUCA no es lo único que se debe obtener, hay que presentar una solicitud a la gerencia de comercialización de la Epmpq para que se revise la disponibilidad de espacios.

La voz que cautiva en la Ecovía
° A María Iza (foto) le enseñó a cantar su hijo de 12 años. Le dice ‘suquito’ de cariño y porque tiene el cabello claro. Es el primero de dos niños que la acompañan a trabajar los fines de semana. “Una palomita en mi corazón / hizo su nidito / nido de ilusión”, tararea. De lunes a viernes canta sola. Lleva un radio pequeño colgado en el cuello y sostiene su bastón en la mano derecha. Es ciega desde que nació en Puerto Quito, hace 45 años.

Todas las mañanas llega a la parada Plaza La Marín de la Ecovía, desde su casa en Cutuglagua (frontera entre Rumiñahui y Mejía). Los buses de ese Sistema de Transporte han sido su sitio de trabajo desde hace cinco años. Antes vendía caramelos, pero hace unos meses empezó a cantar. Algunos conocidos no videntes que también cantan le dijeron que tenía buena voz. Al inicio ella dijo: “Pero si no soy profesional”, luego decidió hacerlo porque las ventas se habían vuelto muy difíciles.

Las barreras a las que tiene que enfrentarse todos los días son su público y otros compañeros que a veces se ponen delante de ella, no la dejan subir o van a su lado cobrando en lugar de ella. Su sueño es que sus hijos puedan estudiar, que el mayor, el ‘suquito’, sea periodista, porque eso le gusta. Una vez le hizo una entrevista para la escuela y lo felicitaron.

Conociendo Quito en el Trolebús
° Jaroni (foto) y Yaronis son venezolanos y trabajan en el Trolebús vendiendo mentas y a veces agua embotellada. Sus nombres se pronuncian casi igual, por lo que cuando se presentan dicen que no es chiste, que así se llaman y que crecieron juntos en Trujillo, Venezuela.

Llegaron a Quito buscando un mejor futuro. Yaronis lleva más tiempo, cinco meses, y Jaroni, uno.

Se suben a las unidades y las recorren de principio a fin buscando la ayuda de las personas. Al mismo tiempo en el que ellos están vendiendo, otros tres comerciantes se suben con accesorios para celulares, labiales y caramelos. Cada uno espera su turno para no cruzarse con los otros. En el poco tiempo que lleva en las ventas, Jaroni dice que ha aprendido a ser respetuoso con el espacio de la gente. “No se puede llegar de pronto porque se incomodan”, asegura.

En la estación de El Labrador, ellos toman fuerza para la siguiente vuelta y guardan los productos en las mochilas. Esperan que este trabajo sea temporal y puedan conseguir algo más estable. Yaronis estuvo trabajando en una construcción, pero se acabó la obra y tuvo que salir. Su opción por ahora es vender en los buses.