Ecuador: ‘Mamás dragones’ protegen a sus hijos del cáncer

LABOR. A primer vistazo es una jornada de juegos y diversión, pero detrás está una iniciativa para apoyar a 86 niños con cáncer y sus familias. Los pequeños disfrutan de un momento de esparcimiento.
LABOR. A primer vistazo es una jornada de juegos y diversión, pero detrás está una iniciativa para apoyar a 86 niños con cáncer y sus familias. Los pequeños disfrutan de un momento de esparcimiento.

En una jornada de juegos y de teatro unas 20 madres se dieron fuerzas para cuidar a sus 86 niños que padecen cáncer.

Se escondían detrás de unas plantas, se imaginaban cruzando un precipicio al caminar en un pequeño puente colgante de madera, hacían trampolines en montículos de césped, jugaban fútbol y baloncesto en canchas, practicaban en una obra de teatro como dragones voladores, ángeles y otros seres fantásticos.

Se sentían como lo que son, niños. Y su alegría infantil y ganas de vivir les daban aún más fuerzas y ánimos. Era el bullicio de 86 niños con cáncer de diferentes partes del país, que ayer acudieron a la Fundación Cecilia Rivadeneira, en Quito, para preparase para una actuación de teatro.

En un primer vistazo se trataba de una jornada más de juegos. Pero detrás de cada actividad se encontraba una decena de jóvenes voluntarios y la intervención profesional de una psicooncóloga, es decir una psicóloga especialista en atender problemas emocionales a pacientes con cáncer y sus familiares.

En la principal actividad de la jornada, en el ensayo de una obra de teatro, no solo demostraban sus cualidades artísticas: ellos y sobre todo sus padres se preparan psicológicamente para seguir adelante en los tratamientos, consultas médicas y demás cuidados que les permita llevar una vida normal.

Fortaleza

“Aquí nos sentimos como mamás dragonas, porque somos fuertes y todo lo podemos. Y todo implica dar alegría a nuestros hijos, hacerles sentir bien sin importar lo duro que puede ser el tratamiento. Esa es nuestra misión, ayudarles con su autoestima y que tengan un buen estado de ánimo, porque eso les ayuda a manter bien sus defensas”, comentó Estefanía Mendoza.

Esta madre, de 24 años, es oriunda de La Concordia (Esmeraldas) y se radicó en Quito hace dos años, precisamente para facilitar el acceso a atención médica a su hijo de 3 con leucemia. Ella contó que el grupo se identifica con la fortaleza y capacidad de recuperación y de seguir adelante en la vida atribuida a los dragones.

“Eso es lo que nos llevamos de esta fundación, la convicción de que somos mamá dragones porque somos fuertes para proteger a nuestros niños, de tener alegría y en estos espacios despreocuparnos un poco del tema de hospitales pero sin olvidarnos de nuestra lucha por la vida”, comentó.

La psiconcóloga responsable de la jornada, Paz Obando, comentó que “con estas actividades y con la obra de teatro intentamos cambiar la idea aunque el cáncer es malo. Aquí no hay enfermedad, no hay ‘bullying’, porque se aceptan y se cuidan entre todos, reconociendo la realidad”.

En la práctica, explicó la profesional, el hecho que los familiares de personas con cáncer se reúnan y compartan sus experiencias de cómo sobrellevan los tratamientos de sus hijos les ayuda mucho, en especial a buscar alternativas o nuevas respuestas de cómo reorganizar los tiempos de trabajo y de cuidados de los hijo, buscar medicinas o gestionar citas médicas. (JCER)

Una labor constante

° Cada sábado los pacientes de cáncer y sus familias que se benefician de la Fundación Cecilia Rivadeneira se reúnen en una ‘escuela granja’ ubicada cerca de la intersección de las avenidas Simón Bolívar y Ruta Viva, en el nororiente de Quito.