El ‘Petiso’ que le puso KO al destino

Ring. Ángel Sánchez conserva intactos los testimonios de su trayectoria deportiva.
Ring. Ángel Sánchez conserva intactos los testimonios de su trayectoria deportiva.

Por Segundo Espinoza

De niño estuvo en aprietos entre las cuerdas, pues se quedó huérfano de padre y madre. Su abuela, Rosario Sánchez, fue su mánager y asistente de esquina. Con su apoyo pudo estudiar la escuela y enfrentar los retos de la vida. Para ella, ‘tirar la toalla’ nunca fue una opción. Al contrario, motivó a aquel chico esmirriado que un día se calzó los guantes y le puso ‘KO’ al destino.

Vivió en el ambiente sanroqueño. Desde muy chico tuvo que fajarse por tonterías y pelear con alguien dentro de un círculo conformado por ‘guambras’ bullangueros del barrio. Cuando regresaba a la casa donde vivía, en la Plaza Victoria, en las calles Barahona y Ambato, evitaba mostrar cualquier excoriación, para no contrariar a su abuela.

Años más tarde, Ángel ‘Petiso’ Sánchez sería parte de la época dorada del pugilismo ecuatoriano de los 60’ y 70’, conjuntamente con Jaime Valladares (+), Eugenio Espinoza, Ramiro Bolaños, Daniel Guanín… Su cúspide deportiva llegó en 1967, cuando alcanzó el título sudamericano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), del peso gallo (118 libras), ante el brasileño Waldemiro Pinto, en la Plaza de Toros Quito.

A sus 73 años, el ‘Petiso’ luce un rostro caoba intacto. No lleva la típica nariz achatada de los boxeadores. Solo muestra una marca en la ceja izquierda, producto de alguna encarnizada pelea. Hoy está retirado por completo. En su domicilio rememora algunas facetas de su vida. A veces sus labios gruesos expresan amplias risas cuando recuerda anécdotas.

“A propósito de Jesús del Gran Poder -dice, refiriéndose a la imagen que cuelga en la entrada de su casa-, mi medalla de oro de los V Juegos Bolivarianos (Quito, 1965) se la regalé a la iglesia de San Francisco, pero nunca supe qué hicieron con ella los curitas. Algún rato iré a preguntar dónde la tienen”, agrega y se ríe.

Familia. Junto a su esposa, Piedad Solá, con quien lleva 50 años de matrimonio.
Familia. Junto a su esposa, Piedad Solá, con quien lleva 50 años de matrimonio.

Su mánager de vida
Una casa de tres plantas en el barrio La Florida sigue siendo la morada de la familia Sánchez Solá. El terreno lo compró en su primera salida a Panamá, a finales de los 60’. Ahí ganó 1.200 dólares, por el combate ante el local Enrique ‘Maravilla’ Pinder.

En la galería de recuerdos, en su sala, se encuentran cientos de fotografías, diplomas y recortes de amarillentos periódicos con vidrio y marcos dorados; también guantes, medallas, pantalonetas, cabezales, una bata morada que lleva inscrita con letras grandes ‘Petiso’ Sánchez Ecuador, entre otras cosas.

El ‘Petiso’ fue un gigante del boxeo. Varias veces fue llevado en hombros desde el coliseo Julio César Hidalgo hasta San Roque.

EL DATO
Cuando hizo la conscripción, con 18 años, alcanzó el título militar en 1962.Era tanta la idolatría por él, que todos querían invitarlo a su casa para festejar. Sánchez, muy complaciente, cedía ante el jolgorio de sus fans. Vivía su mundo, el de un campeón de box: amigos, mujeres, rockola, bares…

Pero fue Piedad Solá, su esposa desde hace 50 años, su otra mánager de la vida. Ella lo encaminó para que fuese un boxeador distinto, sobre todo, fuera del cuadrilátero.

Con su asesoría, Sánchez invirtió en bienes raíces y en actividades comerciales. Actualmente, vive de las rentas de una propiedad en Tumbaco, que administra uno de sus cuatro hijos. “Doy gracias a Dios y a mi esposa que hoy vivo feliz y tranquilo”, comenta. Por su condición de exgloria, desde 1994, también recibe una pensión vitalicia del Estado. Sus tres hijos son profesionales.

“Fuera del cuadrilátero no era nadie, por eso agradezco a mi esposa”, dice y Solá responde que con amor han vivido “juntos de arriba para abajo, en las buenas y en las malas”.

El ‘Petiso’ sabe que sin la ayuda de su compañera, quizás, hubiese terminado noqueado a su suerte, tal como ha ocurrido con muchos otros boxeadores que desfilaron su fama y dinero. Lleva una vida sana. No bebe ni fuma.

Golpe. En uno de sus tantos combates en la Plaza de Toros Quito (derecha).
Golpe. En uno de sus tantos combates en la Plaza de Toros Quito (derecha).

Un ‘leoncito’
Alguna vez su exapoderado, Numa Pompilio Castro, propietario de Emisoras Cosmopolita, dijo: “Era como un ‘leoncito’ en el ring, entraba y golpeaba y golpeaba, tratando de tumbarle al rival. Era una fiera”. Juntos viajaron a México, Panamá y Venezuela.

Su apelativo, que lo puso el periodista Bruno Stornaiolo (+) por su baja estatura (menos de 1,60 m), comenzó sus andanzas boxísticas en el gimnasio Atahualpa, en la terraza del Mercado Central. Su primer entrenador fue ‘Pepe’ Bonifaz, a inicios de los 60’. Después pasó al gimnasio Argentina (24 de Mayo e Imbabura), donde pulió su técnica con Daniel Guanín.

Un amigo y empresario de boxeo, Rafael ‘Coco’ Cevallos, le llevaba extracto de malta para sus entrenamientos. Casi siempre se preparaba a doble jornada. Cevallos trabajaba en la Cervecería Victoria y creía que este producto incidía en el éxito de Sánchez.

Esplendor en la Plaza
Cuando camina cerca de la Plaza de Toros Quito (inaugurada en 1960), Sánchez se pone nostálgico. “Aquí la gente deliraba en las gradas. Con Eugenio Espinoza, Jaime Valladares, Ramiro Bolaños y yo la llenábamos hasta la última fila. Hacían ‘colas’ de varias cuadras para comprar los boletos. Me da pena verla destrozada, sin vida”.

A pesar del paso del tiempo, el ‘leoncito Petiso’ nunca olvidará aquella tarde, cuando se alzó con el título sudamericano, desde este escenario. “Me sacaron de la Plaza en hombros. Adelante iban los patrulleros y sus sirenas, yo saludaba con la gente desde una camioneta. Me lanzaban flores, fue emocionante”, recuerda.

FRASES

En el deporte y en la vida hay que saber ahorrar e invertir. Eso hemos hecho con mi esposa. Hoy vivo tranquilo mi vejez”. Ángel Sánchez Exboxeador

Con cariño y amor, y la bendición de Dios, nos hemos comprendido siempre, aunque nada es perfecto en la vida”. Piedad Solá Esposa de Ángel Sánchez