La Escuela Politécnica Nacional apoya a representantes de la economía popular.
El día que perdió su trabajo, decidió generar sus ingresos elaborando almohadas. “Cuando inicié no tenía dónde vender mis productos, así que salí a la Chile para vender”, recuerda Felicita Bazurro, de 63 años.
Su aventura como emprendedora empezó hace 12 años. A sus almohadas las decoraba con personajes de caricaturas para que gustaran a los niños. Con los años también aprendió a elaborar muñecos.
Su antigua máquina de coser se convirtió en el pilar de un negocio en el que siempre ha ocupado telas antialérgicas. Tras participar en ferias, se asoció con otros 25 artesanos y eso le permitió crecer.
Su historia la compartió en el Hemiciclo de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), cuando culminó el primer módulo de capacitaciones administrativas para gestionar su emprendimiento. Esos cursos forman parte de la Escuela de Formación en Administración para los productores de la economía popular y solidaria, creada por la EPN este año.
El objetivo del programa es compartir el conocimiento que se genera en las aulas de la Facultad de Ciencias Administrativas.
“Queremos retomar un rol fundamental de la academia, que es generar expansión del conocimiento en la ciudadanía”, explica Grace Llerena, docente de la EPN y coordinadora de la iniciativa.
Otras historias
Verónica Méndez, madre soltera de 40 años, se quedó sin trabajo hace un año. Eso la impulsó a crear su propio negocio, pues “por la edad, no había podido conseguir trabajo”.
Méndez cursó la carrera de Química, pero la llegada de su primer hijo puso fin a su vida universitaria. El conocimiento que adquirió y su pasión por los cosméticos, sin embargo, la llevaron a emprender en esta rama.
“Pasados los 35 ya no te dan trabajo. Peor aún sin tener título. Aproveché que sabía hacer cremas, lociones y desinfectantes, para salir adelante”, detalla.
En su emprendimiento, ‘Cosmética Ganesh’ ofrece jabones de avena, carbón activado (exfoliación) y azufre (lavado para pieles con acné). Además, cuenta con protectores solares, lociones corporales, brillos, baños de sales minerales y aromatizantes.
Ella también asistió al taller y contó con un estand afuera del auditorio. En ese lugar se expusieron los productos de seis emprendedores.
Otra de las expositoras fue Mary Puga, de 46 años, quien incursionó en diseño de tejidos a mano y costura debido a su experiencia previa en corte y confección. Elabora gorros, bufandas y blusas, con materia prima nacional. Inició su negocio hace 4 años y sus dos hijos le ayudan con la publicidad y el mercadeo. Su taller está en el parque central de Lumbisí.
Representantes de la Asociación de Trabajadores Agrícolas Unidad y Trabajo aprovecharon la jornada para exhibir los productos que se cultivan en Malchinguí, en Pedro Vicente Maldonado. “De estos destacan maíz, chirimoya, aguacate, taxo e, incluso, un proyecto que propone la elaboración de vino con miel de abeja”, comentó Gloria Nicolalde, de 66 años.
Formación
La Escuela de Formación en Administración para los productores de la economía popular y solidaria es un proyecto que arrancó este año. La EPN y el Instituto Nacional de la Economía Popular y Solidaria (IEPS) impulsan la iniciativa para fortalecer las capacidades de los pequeños comerciantes por medio de talleres.
Entre los temas que se tratan destacan áreas como: contabilidad de costos, investigación de mercados, gerencia de procesos, análisis financiero, marketing estratégico y formulación de proyectos. En las jornadas se incluyen sesiones en las que se comparten experiencias de éxito como el de las Queseras de Bolívar.
Según Llerena, alrededor de 937 personas se benefician del proyecto en Pichincha. También se han iniciado salidas a otras provincias.
Marta Romero, coordinadora del área de fortalecimiento de actores del IEPS, explica que estos encuentros permiten ayudar a las organizaciones sociales con capacitación y actualización de conocimientos.
El programa se llevará a cabo por dos años (2019–2020). Cada ciclo va de marzo a octubre en cuatro módulos, cada uno con tres niveles.
Marlene Fonseca, de 56 años, es una de las cinco fundadoras de la Asociación de Mujeres Formando un Futuro. Hace 10 años, ella junto a vecinas y amigas decidieron empezar su propia agrupación con la que se dedicaron a ofrecer servicios de ‘catering’ y limpieza.
Fonseca considera que este tipo de proyectos impulsados desde la academia son de gran ayuda para las personas que quieren sacar un negocio adelante. “Es una oportunidad que nos dan para educarnos y seguir creciendo”.
Actualmente, la asociación tiene 40 socios activos; 15 hombres y 25 mujeres.
Rosario Rojas, de 54 años, es una de las socias que asiste a los talleres. Ella cuenta que los cursos le han permitido desarrollar la idea de su próximo emprendimiento. Su deseo es dedicarse a la elaboración de artesanías con diferentes materiales.
Méndez, por su parte, manifiesta que además de las capacitaciones también se deberían generar espacios gratuitos para apoyar a los emprendedores. “Existen ferias pero cobran 20 y hasta más de 100 dólares por mesa. Por eso aprovechamos espacios como este, que nos dan el puesto gratis”, dice.
Según ella se necesitan “políticas públicas más detalladas que promuevan el emprendimiento en la ciudad y el país”. (ECV)