Sociedad indolente

Sociedad indolente

Nuestro país está viviendo momentos de verdadera incertidumbre que pueden desembocar en un caos, que es el deseo de algunos. Todas las respuestas se esconden en los recovecos de la burocracia gubernamental y en la banalidad de sus funcionarios. No solo que se debe gritar a viva voz el infortunio, sino afrontarlo y declararlo para no terminar consagrando la impunidad. Por un lado eliminan el subsidio al combustible, ¿por qué ahora? Se lo debió haber eliminado hace cincuenta años.

Pero, por otro lado, aumentan un adicional al ‘Bono Solidario’, ¿en qué quedamos?, ¿cuál es su apología de justificación y beneficio? ¿A dónde nos conduce todo esto? La crisis heredada no se limita solo a un ajuste incipiente, va más allá de lo impensado a satisfacer.

Las reformas no son más que una burla que nos desvía de los horrores y las barbaridades cometidas en estos doce años y que ahora estamos “pagando los justos por los pecadores”. Nos hemos transformado en una sociedad indolente y encubridora de la corrupción y de su absolución. Es un silencio que avergüenza y nos desgarra.

¿Dónde están las reflexiones serias y a fondo? Que el pasado no siga siendo nuestro presente. Hay que buscar cambios que satisfagan nuestras necesidades, y no la de los chinos o FMI. De no darse oportunamente, el pueblo padecerá una muerte lenta y agonizante. Los sistemas modernos nos agobiarán, de preferencia a la clase media pobre, de los otros mejor ni hablemos. Las últimas locuras cometidas en materia económica nos tienen desfinanciados y al borde del despeñadero. Es una desgracia, desgraciada. El Ecuador está inmerso tanto en un mar de deudas impagables, como en un océano de leyes que no sirven para hacer justicia.

Luis Medina de la Bastida
CC: 0400438651

Sociedad indolente

Nuestro país está viviendo momentos de verdadera incertidumbre que pueden desembocar en un caos, que es el deseo de algunos. Todas las respuestas se esconden en los recovecos de la burocracia gubernamental y en la banalidad de sus funcionarios. No solo que se debe gritar a viva voz el infortunio, sino afrontarlo y declararlo para no terminar consagrando la impunidad. Por un lado eliminan el subsidio al combustible, ¿por qué ahora? Se lo debió haber eliminado hace cincuenta años.

Pero, por otro lado, aumentan un adicional al ‘Bono Solidario’, ¿en qué quedamos?, ¿cuál es su apología de justificación y beneficio? ¿A dónde nos conduce todo esto? La crisis heredada no se limita solo a un ajuste incipiente, va más allá de lo impensado a satisfacer.

Las reformas no son más que una burla que nos desvía de los horrores y las barbaridades cometidas en estos doce años y que ahora estamos “pagando los justos por los pecadores”. Nos hemos transformado en una sociedad indolente y encubridora de la corrupción y de su absolución. Es un silencio que avergüenza y nos desgarra.

¿Dónde están las reflexiones serias y a fondo? Que el pasado no siga siendo nuestro presente. Hay que buscar cambios que satisfagan nuestras necesidades, y no la de los chinos o FMI. De no darse oportunamente, el pueblo padecerá una muerte lenta y agonizante. Los sistemas modernos nos agobiarán, de preferencia a la clase media pobre, de los otros mejor ni hablemos. Las últimas locuras cometidas en materia económica nos tienen desfinanciados y al borde del despeñadero. Es una desgracia, desgraciada. El Ecuador está inmerso tanto en un mar de deudas impagables, como en un océano de leyes que no sirven para hacer justicia.

Luis Medina de la Bastida
CC: 0400438651

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Nuestro país está viviendo momentos de verdadera incertidumbre que pueden desembocar en un caos, que es el deseo de algunos. Todas las respuestas se esconden en los recovecos de la burocracia gubernamental y en la banalidad de sus funcionarios. No solo que se debe gritar a viva voz el infortunio, sino afrontarlo y declararlo para no terminar consagrando la impunidad. Por un lado eliminan el subsidio al combustible, ¿por qué ahora? Se lo debió haber eliminado hace cincuenta años.

Pero, por otro lado, aumentan un adicional al ‘Bono Solidario’, ¿en qué quedamos?, ¿cuál es su apología de justificación y beneficio? ¿A dónde nos conduce todo esto? La crisis heredada no se limita solo a un ajuste incipiente, va más allá de lo impensado a satisfacer.

Las reformas no son más que una burla que nos desvía de los horrores y las barbaridades cometidas en estos doce años y que ahora estamos “pagando los justos por los pecadores”. Nos hemos transformado en una sociedad indolente y encubridora de la corrupción y de su absolución. Es un silencio que avergüenza y nos desgarra.

¿Dónde están las reflexiones serias y a fondo? Que el pasado no siga siendo nuestro presente. Hay que buscar cambios que satisfagan nuestras necesidades, y no la de los chinos o FMI. De no darse oportunamente, el pueblo padecerá una muerte lenta y agonizante. Los sistemas modernos nos agobiarán, de preferencia a la clase media pobre, de los otros mejor ni hablemos. Las últimas locuras cometidas en materia económica nos tienen desfinanciados y al borde del despeñadero. Es una desgracia, desgraciada. El Ecuador está inmerso tanto en un mar de deudas impagables, como en un océano de leyes que no sirven para hacer justicia.

Luis Medina de la Bastida
CC: 0400438651

Sociedad indolente

Nuestro país está viviendo momentos de verdadera incertidumbre que pueden desembocar en un caos, que es el deseo de algunos. Todas las respuestas se esconden en los recovecos de la burocracia gubernamental y en la banalidad de sus funcionarios. No solo que se debe gritar a viva voz el infortunio, sino afrontarlo y declararlo para no terminar consagrando la impunidad. Por un lado eliminan el subsidio al combustible, ¿por qué ahora? Se lo debió haber eliminado hace cincuenta años.

Pero, por otro lado, aumentan un adicional al ‘Bono Solidario’, ¿en qué quedamos?, ¿cuál es su apología de justificación y beneficio? ¿A dónde nos conduce todo esto? La crisis heredada no se limita solo a un ajuste incipiente, va más allá de lo impensado a satisfacer.

Las reformas no son más que una burla que nos desvía de los horrores y las barbaridades cometidas en estos doce años y que ahora estamos “pagando los justos por los pecadores”. Nos hemos transformado en una sociedad indolente y encubridora de la corrupción y de su absolución. Es un silencio que avergüenza y nos desgarra.

¿Dónde están las reflexiones serias y a fondo? Que el pasado no siga siendo nuestro presente. Hay que buscar cambios que satisfagan nuestras necesidades, y no la de los chinos o FMI. De no darse oportunamente, el pueblo padecerá una muerte lenta y agonizante. Los sistemas modernos nos agobiarán, de preferencia a la clase media pobre, de los otros mejor ni hablemos. Las últimas locuras cometidas en materia económica nos tienen desfinanciados y al borde del despeñadero. Es una desgracia, desgraciada. El Ecuador está inmerso tanto en un mar de deudas impagables, como en un océano de leyes que no sirven para hacer justicia.

Luis Medina de la Bastida
CC: 0400438651