Centros comunitarios luchan contra la pobreza

DESTREZA. En estos lugares explotan sus habilidades artísticas desde temprana edad.
DESTREZA. En estos lugares explotan sus habilidades artísticas desde temprana edad.
DESTREZA. En estos lugares explotan sus habilidades artísticas desde temprana edad.
DESTREZA. En estos lugares explotan sus habilidades artísticas desde temprana edad.

Cinco puntos para apoyar a niños y jóvenes se han creado en distintos sectores de Quito. Allí se dictan programas y talleres para motivarles a que continúen sus estudios.

Esto a través del ‘apadrinamiento’ a familias de escasos recursos económicos, que acuden a los centros comunitarios de la fundación Children International para que sus hijos crezcan en un ambiente sano y con educación personalizada.

Cada centro está ubicado en zonas vulnerables de la ciudad, donde se han identificado problemas económicos. Los participantes de estos programas y su núcleo familiar pueden tener un cambio de vida, inclusive con servicios de salud.

Gabriela Bermúdez, coordinadora del Centro Comunitario Sperber, inaugurado el martes en La Magdalena, comentó que el compromiso es seguir trabajando, “generando un mejor futuro y aportando a su desarrollo”.

Atención
Más de 23 mil niños se han beneficiado, a quienes se les ha identificado desnutrición, inseguridades, entornos familiares poco favorables, baja autoestima, entre otros. Ellos han recibido apoyo de los facilitadores a través de programas de desarrollo juvenil y empleabilidad, alfabetización comunitaria, asistencia familiar y espacios seguros y lúdicos.

María Fernanda Corral, vicepresidenta mundial de Talento Humano, comentó que la fundación busca que los sueños de sus participantes no se trunquen y por ello cuentan con el apoyo de empresas que abren sus puertas a los jóvenes.

“Juntamos a miles de padrinos y donantes. Son personas que le apuestan a la juventud y la niñez ecuatoriana. Nosotros creemos que invertir en la niñez y la juventud es la mejor respuesta para romper el círculo generacional de la pobreza”, explicó.

La edad para ingresar en el programa es de dos a nueve años. Luego de su inscripción, los postulantes entran a un proceso de evaluación para detectar en qué estado están, para posteriormente ser apadrinados. La idea es que continúen hasta su mayoría de edad.

Finalmente, los jóvenes que concluyen el programa pueden ser insertados en el mundo laboral, a través de convenios de la fundación. (MLY)