La bella Venezuela

XAVIER MORÁN FERNÁNDEZ

Recuerdo que hace 23 años atrás en mis periplos como caminante, tuve la oportunidad de visitar parte de Sudamérica, entre esos territorios recorrí la bella Venezuela, cuna de hombres y mujeres valientes que dejaron su huella en la historia de varios países de nuestra América; asimismo tierra fértil, prodigiosa y favorecida, en cuyas entrañas se sientan riquezas incalculables, que a lo largo del triste trajinar político y democrático de esta nación, solo ha servido para el usufructo de aquellos grupos que ostentaron el poder, en los cuales no se escapan los de antes y mucho menos los actuales.

En la retina tengo presente mis recorridos por las amplias avenidas y las hermosas alamedas de su capital, pero sobre todo cómo olvidarse de las sutiles y amplias sonrisas que te brindaban especialmente las chamas venezolanas, del colorido y algarabía de su gente, que si bien es cierto existían problemas como en todo lado de Latinoamérica, la vida anidaba a plenitud, no coexistía escasez de productos ni de los básicos ni de los apetecibles por ser de lujo. Cómo no olvidar cuando deleitando un café en el Hatillo, escuchaba atento los planteamientos y conversa que un cuarteto de venezolanos mantenían acerca de la política, cada uno defendiendo su ideología y su afinidad política, pero enmarcados en el respeto y la armonía; la pobreza habitaba, no se lo puede negar, bastaba con ver los cerros con hacinamiento que rodeaban Caracas, pero aun así vivían en paz, en sosiego y sin división.

Ahora 23 años después la realidad del país llanero es totalmente diferente, que sucedió, que pasó, los migrantes de esa nación que muchos deambulan sin sentido por nuestro Ecuador siempre se preguntan, es entendible su pesar, su desazón y desconcierto, prácticamente lo tenían todo y ahora están sin nada, duele ver los lamentos de aquellos hermanos, destroza palpar el correr lágrimas de impotencia por sus mejillas, tal vez este remezón les sirva para ver mejor la vida.

Esta lección debemos asumirla con seriedad, ojalá las raíces del populismo desparezcan, pues ya está comprobado que su experticia es causar mendicidad para seguir sobreviviendo.

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