Alarmante

Oswaldo Aguilera Ortíz

Intoxicados como estamos por las noticias que a diario nos informan como los más altos funcionarios del correísmo se llevaron millones de dólares por la corrupción, parece que hemos dejado pasar como inadvertida la noticia de lo sucedido en un colegio de la localidad, que da cuenta que dos alumnos intentaron matar a su profesor dentro del local escolar, hecho que no se consumó gracias a que el arma con la que el adolescente apuntaba en la sien del profesor, no detonó luego de dos percusiones efectuadas.

Ante este hecho, que es señal evidente que nuestra educación está en crisis, no podemos mostrarnos indiferentes, peor reaccionar con frases como “se están perdiendo los valores”, “en mis tiempos estas cosas no pasaban”, sino por el contrario aunar esfuerzos para exigir a los autoridades del Ministerio de Educación, busquen medidas para determinar cuáles son las causas mayores de esta crisis y procurar ponerles remedio. El motivo de la agresión no se conoce, se sospecha que un diálogo preventivo de drogas y violencia incomodó a los infractores, que como la mayoría de adolescentes y jóvenes de la actual generación, sufren una crisis de valores, y están más interesados por teorías hedonistas como las del inmediatismo, el goce sensual sin compromisos, el vivir intensamente el presente, la desconfianza y el no compromiso social, que hacen que convencidos de estas ideas, no manifiesten ninguna disposición para acatar cualquier sugerencia o tipo de norma que les limite la libertad.

Esta crisis de valores tiene diversos orígenes, entre los que destaca el renunciamiento creciente de la familia en cuanto a sus responsabilidades educativas, que por varias razones ha transferido poco a poco a escuelas y colegios la responsabilidad de educar a sus hijos, y muchos se dan por satisfechos en lo que atañe a los deberes que implica la educación de sus vástagos por el mero hecho de mandarles a las mismas o pagar las pensiones, al tiempo que gracias a la “revolución educativa” efectuada por el gobierno anterior, padres y alumnos han perdido por completo el respeto a los profesores, con el consentimiento de las “direcciones zonales” y “distritos” de educación. He aquí los resultados.

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