Estamos ‘infoxicados’

En un país sumido en una batalla doméstica de revanchismo y bajezas, como Ecuador, todo está atravesado por etiquetas: eres de un bando o eres del otro. Así hacen oposición, así juzgan, así hacen política pública. ¡Así opinamos!

Los casos Assange y Ola Bini son mucho más que banderas del funcionario de turno. Detrás del barullo noticioso están en juego derechos y libertades, pero ni siquiera el periodismo olfatea lo que debe. Urge, por ejemplo, hablar de la universalidad de la internet, de la obligación que tienen los Estados a garantizar una internet abierta, accesible para todos y con la participación de actores diversos. Pero, en cambio, hay represión.

Reducir las políticas de Estado y la convivencia social a dos únicas sectas reprime también nuestro discernimiento.

Algunas preguntas urgentes son: ¿es legítimo que los gobiernos declaren lo que se les antoje como secreto de Estado? ¿Quién define un secreto de Estado? ¿Por qué no podemos conocer por dentro las decisiones sobre nuestros destinos? ¿Por qué no exigir transparencia a la banca sobre lo que hace con nuestro dinero?

Los pocos políticos inteligentes aprovechan la ignorancia para posicionar sus ideas de venganza vaciándolo todo de sentido. Los demás –la mayoría– se hacen llamar políticos y embadurnan de basura el debate público. Hay batallones ridículos de usuarios a sueldo que se comportan como en ‘vendetta’ entre mafias, que no supieron repartirse lo robado. Nos confunden, nos “infoxican”. El mismo Julian Assange terminó siendo carnada de la macabra maquinaria política global y cometió ilegalidades por las que tendrá que responder. Pero no podemos permitir que se detenga a ciudadanos como Ola Bini sin pruebas, ni que se violen sus derechos por sospechas que provienen de la ignorancia.

Verlo todo entre villanos y superhéroes de ocasión anula las discusiones esenciales. ¿Cuántos Ola Bini más habrá que apresar? Seguir el juego a las pandillas invisibles de la web nos convierte en “infoxicados” esclavos de políticos y mercenarios de la información que pelean batallas que no son nuestras.

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