Por la paz y la justicia

En los cinco continentes, no solo en Ecuador, millones de todas las denominaciones religiosas cristianas, recuerdan la muerte de Jesucristo, miembro de una familia encabezada por un carpintero de Nazaret, localidad de Palestina desde donde habitualmente nos llegan noticias teñidas de sangre y dolor. Desde entonces, todos ellos, y la mayoría de ecuatorianos, ven en este hombre al Mesías, al hijo de Dios.

La fe es lo que mueve las variadas manifestaciones luctuosas de la Semana Santa, que culminará el domingo evocando la resurrección de quien, de acuerdo con la tradición bíblica, murió crucificado. Muchos de sus contemporáneos le siguieron esperanzados, otros lo vilipendiaron, reprimieron y amenazaron y las autoridades totalitarias lo juzgaron y lo condenaron a muerte.

Célebre es el discurso de Jesús de Nazaret que ha pasado a la posteridad con el título de ‘Sermón del montaña’. Contiene las ‘Bienaventuranzas’, donde hizo promesas de redención a los hambrientos, a las víctimas de las injusticias, a los perseguidos y a los que lloran, así como elogió a quienes procuran la paz. Se crea o no en él, lo cierto es que toda nuestra cultura está permeada de su ejemplo, su filosofía y su sacrificio por sus ideas.

Una vida la de este hijo de un carpintero, que los cristianos interpretan más allá de la vida en la Tierra, y los no cristianos como una meta por la cual luchar y finalmente alcanzar aquí y ahora. Lo ubican al lado de los grandes pacificadores de todos los tiempos, entre ellos Gandhi, en el Oriente; León Tolstoi en Europa y Martín Luther King en Norteamérica, entre otros muchos luchadores por el entendimiento humano.

Si no te metes con la política, la política terminará metiéndose contigo”.

Gabriel García Márquez
Escritor colombiano (1927 -2014 )

«Sé el mejor hombre que puedas, y tus dioses te mirarán con agrado”.

James Michener
Novelista estadounidense (1907-1997)