La coronela

DIANA LUZURIAGA VERA

A dos días de conmemorar un hecho glorioso de nuestra historia quiero invitarlos a hacer un viaje en el tiempo y trasladarnos al 24 de mayo de 1822, sin duda día de júbilo nacional, pues se logró la libertad de nuestra patria en las faldas del volcán pichincha con el triunfo de las tropas independentistas sobre el yugo de los colonizadores. Destacaron varios personajes, pero hay una parte de la historia que tiene un elemento especial, la participación de Manuela Sáenz, miembro activa y protagónica en la batalla contra el imperio español.

Desde el primer momento, ella organizó el avituallamiento del destacamento, atendió a los heridos, se batió a tiro limpio con los enemigos; tal fue su importancia para la causa, que Sucre, apoyado por su ejército, la homenajeó y solicitó a Bolívar que la ascendiera a Coronela, situación que no fue de agrado del vicepresidente de la República de Colombia, Francisco de Paula S.; a lo que el Libertador respondió: «Usted la conoce, tan bien como yo, su valor, su arrojo ante el peligro. ¿Qué quiere usted que yo haga? Sucre me lo pide por oficio, el batallón la proclama; la oficialidad se reunió para proponerla, y yo, empalagado por el triunfo y su audacia le doy ascenso, sólo con el propósito de hacer justicia. Sepa usted que esta señora no se ha metido nunca en leyes ni en actos que no sean su fervor… «.

Esta fecha debe encender en nosotros ese fervor que recorrió la sangre de nuestros héroes. La batalla ya no es contra extranjeros, sino contra quienes llevados por intereses mezquinos atentan contra nuestro derecho de surgir. “Más que por la fuerza, nos dominan por el engaño” S. Bolívar.

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